Mi maestro, Don Antonio, nos contaba, entre bostezos, como las vocales son de muy diferente pelaje: La i, decía, es una vocal fonéticamente cerrada, altiva y morfológicamente masculina; mientras que la o es una vocal abierta, parda y obviamente femenina. No es extraño, por tanto, que se unan, para siempre, en una sílaba nupcial; y se abracen en erótico diptongo.
No penséis, sin embargo, que siempre el final está repleto de perdices. A veces, la i se apellida Montesco y la o Capuleto, entonces ambas vocales están condenadas a estar juntas. Juntas sí, pero sin llegar nunca a tocarse, colocándose entre ambas una tilde de castidad. el preservativo de las vocales. Esa continua y frustrada excitación suele provocar en la i una hernia de hiato.
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