El mar siempre ha sido mi oyente,
fiel, cayado, escucha sin replicar...
no me da sermones, ni consejos,
simplemente me acompaña en su andar...
Pierdo la vista en su horizonte,
mientras juega espuma y viento...
las olas limpian la cálida orilla,
limpian la razón y el sentimiento...
Me enamoré del Océano a los tres meses,
con tan solo tres meses de edad...
mis padres fueron y aun regresan,
a vivirlo de cerca, bien de verdad...
Fue su ritmo, su paz o su gracia,
o quizá esa melancólica soledad...
quien me seduce, quien me atrapa,
trozo de lienzo pintando su virginidad...
Sopla al oído su susurro tranquilo,
aquel que solo repite el caracol...
y esa sal que me besa los labios,
me cura suave una noche de alcohol...
Me encanta el mar cuando refleja,
el brillo de tus ojos al mirar...
como lo escuchas, como le hablas,
cuando entre los dos, un solo besar... |