Sólo fue necesario un cielo despejado para encontrarnos. Subí tan alto como pude… escalé una mesa y estiré mis brazos queriendo tocarte. No te sentí muy cerca en ese momento así que simplemente decidí esperar. Me recosté un instante; un instante por el que pasaron dos horas, pero para mi fue solo un instante puesto que de tanto mirar tu brillo el tiempo se redujo a nada.
De pronto dejé de pensar en nuestro encuentro y me limité a mirar; ya no esperaba nada, solo quise cerrar los ojos y disfrutar.
No sé si fuiste, quizás si y yo estaba con los ojos cerrados. Me gusta pensar que te recostaste a mi lado y cerraste los ojos también; así ninguno pudo mirarse; simplemente nos acompañamos.
Un velo nos tapó unas horas que siguieron siendo tan solo un instante… yo bajé y no pude saber si seguías a mi lado, si habías estado o fue mi imaginación; si ya habías bajado antes o si estabas ahí y de tanto velo que nos cubría no te pude ver. Sé que bajé, sonreí y poco después brillabas mas que nunca nuevamente.
Aquí en la tierra el velo te cubre todavía y no puedo saber bien que hay detrás pero me empeño en averiguarlo y aunque pueda herirme quizás voy encontrarte y vos… me vas a encontrar.