Bhandor, el Dragón Estoico, a los que vengan: Soy Bhandor. Vivo en una profunda cueva que se adentra en la tierra húmeda de una garganta montañosa de la Cordillera de Los Andes. Soy un solitario. Un estoico. El último Dragón. Ser Superior en este mundo dominado por la estúpida raza humana. Vivo aún, porque vivimos miles de años. Pero moriré pronto, muy pronto. Es duro para un Dragón vivir en esta Tierra junto a esta gentuza ignorante y estúpida, los simios-humanos. Llenos de falsos orgullos, envidias, ambiciones y traiciones. Creen que Bhandor es un demonio, un monstruo, un asesino, cualquier cosa. IGNORANTES QUE DESTRUYEN LO QUE NO SON CAPACES DE COMPRENDER. Durante miles de años nos han perseguido y matado. A nosotros, los dragones supervivientes a la destrucción que causó el asteroide que chocó con la Tierra, ocasionando el fin de los Grandes Saurios. Nosotros eramos la Raza Superior. Después del desastre, los últimos Dragones entregamos nuestros conocimientos a ciertos humanos, en la esperanza de que cambiarán la índole de su especie. A pesar de esto, nos persiguieron a muerte. Conmigo se apaga el último destello de nuestra raza dragoniana. El fin de una Cultura Maravillosa, casi Perfecta, que formaron mis antepasados en millones de años de evolución. Tiemblo al ver que los Simios-Humanos destruyen el planeta aceleradamente. Es un suicidio. ¡Qué desgracia! ¡Son tan estúpidos y tan feos! No tiene el colorido de nuestra piel escamosa, ni los soberbios y filudos dientes que adornan nuestras fauces. Ni nuestra alas que nos permiten surcar los cielos. Ni los ojos rojos con que vemos en la obscuridad y en el interior de las cosas. Ni el sentido que nos permite determinar las distancias entre los objetos. Ni nuestras hermosas garras. NI LA MAGIA. En realidad, me es incomprensible que seres tan débiles y malvados, hayan reemplazado nuestra cultura. En fin, así es el Destino. Así son las Circunstancias. Creo que estoy muy próximo a partir a la última etapa evolutiva. Al encuentro con la Luz Eterna. Antes de irme, quiero dejar escrita mi historia en la cinta que rodea la Tierra, donde están grabados todos los hechos sucedidos en este Mundo. Todas las conversaciones, infedilidades, traiciones, pasiones, crímenes, crueldades, envidias. También las adoraciones, fidelidades, lealtades, amores, renunciaciones, hechos heroicos, legados literarios y culturales. Los Escorpiones, la futura Raza domnante del Planeta Tierra, leerán esta, mi despedida, en su oportunidad. Esta copia, en castellano, es por si algún humano la lee. A estos últimos no los odio, los compadezco. Nos sucedieron en el mando del Planeta, ya que el cambio del clima, composición de la atmósfera y alimentación, nos debilitó. Enfermamos y quedamos privados de la mayoría de nuestras capacidades. Incluso reproductoras. Hemos tenido una larga agonía, de millones de años. Soy el Último de la más fantástica raza que jamás existió ni existirá sobre la faz de la Tierra. Un hecho fortuito nos destruyó, ajeno a nuestra Voluntad. El Gran Dios así lo quizo. Yo, Bhandor, aceptó nuestro Destino. Soy un Dragón. No sé si es soberbia escribir nuestra historia en forma tan resumida. No sé si sirva para los que vengan. Pero creo que es mi deber contarla, para que nadie crea que es la Raza Superior. Todos deben saber que nadie es superior a las circunstancias. Que todo es efímero en el Orden Planetario. Por eso cuento nuestra historia dragoneana. Y le pido al Gran Dios que me reciba pronto. Estoy muy cansado. BHANDOR, EL ESTOICO. EL ÚLTIMO DE LOS DRAGONES. |