Soy el perfecto seductor. Tu galán a medida, el de las medias verdades, el que puede ser lo que tu quieras que sea.
Invéntame, y seré tuyo. Puedes intentarlo, es sencillo, siempre y cuando entres en mi juego, con mis reglas. La premisa es que yo sea el protagonista, y tu mi actriz secundaria. Quién sabe lo que serás mañana , pero eso no importa. Porque serás lo que yo te deje ser. Lo que yo quiera que seas. Ahora me voy, ahora me quedo. Pero tu siempre estarás para mi.
Te gusto, porque es imposible no gustarte. No puedes controlar mis movimientos, ni mis estrategias, mis malabarismos de artista experimentado, ni mis frases precocinadas. Se lo que quieres oir. Así que escúchalo. Y quédate embobada.
Todo lo que puedes desear está en mi, y si no lo tengo, lo tendré. Lo compraré en el economato de los seductores, y lo pondré en oferta. Todo a 3 x 2.
Nadie se mueve como yo, nadie atrapa como yo. Nadie te hará el amor como yo. Soy el perfecto seductor. Con la sonrisa y la palabra adecuada. Nadie tiene mi carisma, ni mi soltura. Nadie mis respuestas , ni mis camisas de marca. Nadie marca abdominales como yo, ni se acerca al acecho de la víctima elegida como lo hago yo. Nadie se toma una copa con el estilo con el que lo hago yo. Nadie guiña el ojo como yo.
Tienes suerte de estar conmigo. Quizás puedas quedarte. Pero no me pidas amor. Y mucho menos eterno.
No me pidas que reflexione, que mire dentro de ti, o dentro de mi, porque podría darme cuenta de lo que soy en realidad. Me gustan los cuentos de perfectos seductores, porque siempre habrá alguien a quien seducir.
Y si no eres tu, será ella. Porque siempre consigo lo que quiero. Y si no aceptas mis normas, no esperes que te entienda, o te espere.
Mañana te llamo, y te digo que estoy loco por ti, que me tienes enamorado perdido, aunque esté con otras. Ellas no son tu. Con eso bastará para tenerte. O al menos, para que no te marches del todo. Es asi de fácil. Siempre tendré un poquito de ti.
Un chasquido de dedos, y mi sonrisa perfecta.
Soy el cuento del perfecto seductor.
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