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Masada
Masada en el Mar Muerto

Mica Laifer nació en Cabri, uno de los más prósperos Kibutz del norte de Israel. Tuvo siempre todo lo que una persona necesita para crecer bien.
Pasó una infancia feliz, al lado de sus padres. Creció como lo hacen los chicos en los Kibutzim: durmiendo juntos en los cuartos para chicos, lo cual produce una maduración temprana de muchos aspectos de la persona.
Preciosa, de rasgos distendidos, Mica sobresalía del común denominador por sus característicos ojos verdes y suave pelo negro.
Estudió allá, en el norte y cuando terminó su secundario, ingresó a la Tsava, a una base cercana a Iam hamelaj.
Allí conoció a mucha gente nueva, pero una persona en especial la marcaría para siempre: Hombri Levi.
Hombri era lindo, por dentro y por fuera. Flaco, musculoso, de contextura pequeña pero firme, poseía una piel olivácea y suave que lo distinguía de otros hombres, sus profundos ojos celestes denunciaban sus orígenes hebreos.
Ambos realizaban tareas conjuntas de seguridad en la base, cuando Hombri no salía con sus compañeros, a inspecciones de rutina. No había guerra ni intifada, el país pasaba por momentos de tranquilidad.
Poco a poco, Mica se dio cuenta que el estar al lado de Hombri le provocaba un bienestar que a la larga se fue convirtiendo en una sensación de paz. El día a día los fue uniendo cada vez más. Hombri disfrutaba llegar a la base y encontrase de alguna manera con Mica, pues ella le brindaba una tranquilidad que hacía que él se olvidara de sus trabajos diarios.
El tiempo fué pasando, Mica y Hombri se fueron enamorando.
Tanto se consolidó la relación, que cuando el período inicial de milicia terminó decidieron hacer un viaje juntos a Tailandia.

La ciudad del puerto de Chumphon situada sobre el Golfo a 463 kilómetros de Bangkok, es considerada por muchos como la puerta de entrada por el sur. Esta es una zona muy fértil que produce la mejor fruta y está llena de plantaciones, campos de arroz y áreas forestales.
A lo largo de la costa de Chumphon se encuentran esparcidas 47 pequeñas islas a lo largo de 222 kilómetros. Sus aguas cristalinas, la belleza de los corales y las especies marinas hacen de ella el destino favorito de los submarinistas. Son frecuentes los servicios de ferry por la famosa isla de Ko Tao. Este fue el destino elegido por Mica y Hombri
Ya en Tailandia, el viaje en tren duró cerca de ocho horas. Salieron de Hualamphong en Bangkok.
Una vez arribados al paraíso terrenal, ambos se distendieron y empezaron a gozar de merecidas vacaciones.
Tomaron sol, hicieron el amor en la playa al atardecer, exploraron las islas y compraron algunas cosas.
El viaje duro unos veinte días. Ambos debían regresar para consolidar su vida de pareja.
Mica y Hombri decidieron que explorarían el Neguev para buscar su lugar de residencia permanente en Israel. Ambos habían pasado su vida en el norte (Hombri provenía de Metula) y querían alejarse por lo menos hasta Jerusalem en una primera instancia, ya que ambos deberían terminar sus estudios correspondientes.
Mica había decidido estudiar Arqueología, carrera que podría ejercer con cierta facilidad en el país. Hombri en cambio se inclinó por la Ingeniería electrónica.
Fueron momentos duros en los cuales el estudio y los trabajos esporádicos hacían que el tiempo compartido por ambos fuera escaso. Después de cuatro intensivos años Mica se recibió de Arqueóloga con calificaciones que le permitieron recibir una práctica rentada del Gobierno en Ein Gedi en la zona del Mar Muerto. Hombri, debió estudiar un año más para obtener su diploma.
En ese año de separación, la vida fue dura. Hacía muchos años que estaban acostumbrados a vivir juntos y la separación no era grata.
Ya terminados los estudios de Ingeniería Hombri consiguió ingresar a la Planta de Motorola en Beer Sheva, lo cual permitió a ambos volver a encarrilar su vida de pareja.
Tomaron como residencia para ambos un punto intermedio: la moderna ciudad de Arad. Ahí rentaron una casa con jardín, vista al Mar Muerto y a las Montañas de Jordania.

Una vez instalados en su nueva morada, Mica llevó de la mano a Hombri hasta la ventana del living miró hacia fuera a la lejanía de las montañas y le dijo:
- ¿No es hermoso esto Hombri?
- Si, - asintió el, perplejo ante tamaño espectáculo - a lo agregó: nunca me había detenido a ver las montañas de Jordania como le he hecho hoy. Hemos pasado años a lado de ellas y no hemos reparado en su belleza. Yo quisiera que me lleves a Ein Gedi y luego quiero conocer todo el Mar Muerto. ¿Eres capaz de acompañarme? Yo sé es tu lugar de trabajo, pero…
Ella lo miró con dulzura, sonriendo y exponiendo abiertamente esos labios que lo enloquecían, para luego decirle:
- Es algo que me encantaría Hombri. Cuando quieras. Si yo te amo. Cualquier cosa que me pidas lo haría con gusto.
- ¿Cuándo yo quiera? -preguntó el-, a lo que se contestó: bueno, el Sábado.
- Perfecto -esgrimió Mica -.
La noche se hizo larga. Ambos se amaron con pasión y ternura.
El viernes hubo preparativos para que nada faltara. Una cestilla de alimentos cinco botellas de agua mineral, ropas adecuadas para caminata, pañuelos y anteojos.
Primer objetivo Ein Gedi. Segundo objetivo Masada.
Ya sobre la mañana del sábado iniciaron su paseo muy temprano. El día, como casi todos los del año en ese lugar, amaneció sin una nube en el cielo
El paseo lo harían de la siguiente manera: irían a las tres reservas naturales: Ein Gedi, Najal Arugot y Najal David, para luego utilizar el resto del tiempo que les quedaba observando Masada y su fortaleza.
Una vez llegados al primer destino, Mica mostró su ámbito de trabajo a Hombri, quien quedó excesivamente maravillado del lugar en general y de los trabajos que hacían Yizhar Hirschfeld del Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea Monte Scopus de Jerusalem y sus discípulos, entre ellos Mica. Ya visto el trabajo, ambos se dedicaron a recorrer la reserva. Se bañaron en una cascada entre las piedras, se amaron en el agua. Sus manos recorrieron ambos cuerpos hasta el hartazgo, se besaron locamente y disfrutaron el momento.
Luego emprendieron camino directo hacia Masada, pués habrían utilizado más tiempo del debido en Ein Gedi.

Masada queda a pocos kilómetros de la reserva, así que el viaje fue rápido. En el camino hablaron de lo que aconteció, como el amor y el baño que habían tomado. Hombri prestaba atención a Mica, pero paulatinamente iba alejándose de la charla para poner todos los sentidos en lo que se presentaba: el Monte de Masada.
Mica se dio cuenta de la situación y cambió de tema inmediatamente para empezar a explicar lo que era el Monte de la Fortaleza.
Hombri escuchaba de a intervalos: "el peñón cae a pique", "la plana meseta romboidal mide 300 por 600 metros", solo se concentró en mirar.
Mica en un momento le dijo:
- Nunca pensé que te gustaría este paisaje tanto. –a lo que Hombri agregó-
- A mi tampoco.
Estacionaron su camioneta y bajaron. Hombri quedó conmocionado.
Mica, perceptiva, se emocionó. Que su marido se encantara con su ámbito de trabajo era ya la máximo a que podía aspirar. Ella sabía que había elegido bien, pero el destino le regalaría un complemento.
Mica sensibilizada por lo que ocurría, no se daba cuenta que Hombri empezaba a sentirse no muy bien. Caminando hacia los comienzos de la fortaleza, sintió como un golpe en su cabeza, cerró los ojos y tuvo un visión de un cartel que decía:

המבצר לא יפול וד פעם

Mica pensó que el golpe de calor y el exceso de ejercicio podrían haber afectado a Hombri, inmediatamente le preguntó:
- ¿Tienes un mareo, ha bajado tu azucar?, deberíamos descansar o abandonar nuestro viaje Hombri, a lo que el respondió:
- No, no me he mareado he visto en mi mente unas palabras que decían: "la fortaleza no caerá".
- Bueno, no se que te extraña haber visto eso en tu cabeza, los reclutas de las Unidades Blindadas de las Fuerzas Armadas, hacen su juramento de lealtad con las conmovedoras palabras: “Masada no caerá de Nuevo”. A lo que agregó, -creo que estás cansado amor, deberíamos volver-. Hombri agregó casi en tono distante:
- No, vamos a seguir. Mica solo atestó a decir:
- Bueno, como quieras...
Empezaron a ascender dejando a sus espaldas el Desierto de Judea y el Mar Muerto. Pocos lugares del planeta tienen la vista que Mica y Hombri podían observar cuando miraban hacia atrás.
- ¿Tu sabes acerca de esto-, -preguntó Hombri a Mica-.
- Si, -asintió Mica-, para empezar a describir:
Los primeros que ascendieron a la montaña fueron Velkot y Tipping en 1842. Posteriormente la visitaron Veren, Condor Sandel y Sultan.
Prosiguió:
El primero que descubrió la montaña y la convirtió en un símbolo para la juventud israelí fue Shamaria Gutman, que junto con Micha Livne y Zeev Meshel, halló el palacio nórdico y la ruta exacta del camino de la serpiente en 1953. En el año 1955-56 salió una gran delegación de investigación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, encabezada por Igal Ladin, a excavar el lugar y descubrieron la mayor parte construida de la montaña. En 1989 se realizaron otras investigaciones bajo la dirección de A. Nezer.
Mica se sentía casi perturbada por la extraña obsesión de Hombri. Nunca lo había visto tan abstraído de la realidad como ese día.
- Hombri avanzaba callado, observando, luego de unos minutos miro a Mica y le dijo:
- Sabes, he estudiado poco al respecto, pero siento que en este lugar se ha perpetrado uno de los horrores, más antiguo, que ha padecido nuestro pueblo y una de las tragedias mas conmovedoras de nuestra historia. Mica lo interrumpió para indicarle:
- No te olvides Hombri que nuestra gente se quemó para no caer en poder de los romanos y eso mas que tragedia es un horror, ¿no?, -para agregar -solo dos mujeres y cinco niños sobrevivieron-
- Si, asintió Hombri bajando la cabeza.
Ambos siguieron subiendo para dirigirse al extremo norte del acantilado, donde se encuentran los aposentos reales del rey.
El mismo, estaba separado de la fortaleza por una muralla, lo que le otorgaba máxima privacidad y seguridad. Este palacio septentrional se componía de tres terrazas lujosamente construidas, con una estrecha escalinata cortada en la piedra que unía entre ellas. En la terraza superior varias habitaciones servían de barrio residencial, frente a ellos hay un balcón semicircular con dos hileras concéntricas de columnas.
Tanto Hombri como Mica quedaron perplejos ante semejante despliegue de historia.
Hombri comentó:
- ¿Mica, tu sabías de la existencia de semejante hermosura?
- Sí,-contestó Mica-. Yo he venido cuando realizábamos prácticas a campo con profesores de la Universidad.
- Me siento extraño, -dijo Hombri-.Es como si ya hubiera venido alguna vez. Siento el reclamo de unas voces.
Mica lo miró y se río, pues pensaba que Hombri le estaría jugando a algún tipo juego.
- Si, -prosiguió mientras se enfrentaba a el, se agachaba levantando los brazos y le miraba a la cara diciendo: ¡OHHHHHH, OHHHHHHH, OHHHHHH! somos almas en pena de este lugar, reclamamos la libertad, exigimos nuestro lugar, OHHHHHH, OHHHHHH, mientras revoloteaba en círculos sobre Hombri.
Hombri la miraba y se reía, pués había entendido la actitud de Mica, pero seguía pensando que había algo que no cerraba en todo esto.
Siguieron haciéndose pantomimas mientras recorrían los baños, un gran patio rodeado por pórticos y varias habitaciones, todas con pisos de mosaico o baldosas y algunas con paredes con frescos.
- Te imaginas -comentó Hombri- ¿como serían los baños acá?
- Si, -dijo Mica-. Mirando el desierto y las montañas al atardecer. Los celotes no se privaron de nada hasta su muerte.
- Si, -aseveró Hombri-. Después se privaron de la vida, dijo mirando al horizonte.
Recorrieron casi todo hasta llegar a la antigua sinagoga.
- Esta sinagoga es considerada el mejor ejemplo de las primeras sinagogas, anteriores a la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d. C., -le dijo Mica a Hombri- y prosiguió: Un ostracón que lleva la inscripción me'aser kohen (diezmo para el sacerdote) fue encontrado en la sinagoga. La emoción de Mica aumentaba cuando le contaba a Hombri: aquí se encontraron pedazos de los rollos de Deuteronomio y Ezequiel 37 debajo del suelo de una habitación que veremos ahora. Y siguió: en todo lugar se encontraron evidencias de la conflagración. Sabes interrumpió Mica ¿que es lo único que no se quemó?.
- No, dijo Hombri.
- Los almacenes, contestó Mica. Y agregó: no se quemaron para demostrar a los Romanos que el hambre no fue la razón del conjuro del suicidio. Estos por su parte no pudieron menos que admirarse ante el coraje de resolución y la firmeza de su desprecio por la muerte.
- Si, es así, pero todavía no hay cosas resueltas respecto de esta historia, -dijo Hombri-.
- Es verdad, ¿como sabes tu eso?, -dijo Mica mientras caminaban-.
- Porque solo lo siento Mica. Tú no vas a entender, pero tengo una relación con este lugar muy fuerte. Siento como que he vivido aquí alguna vez. este lugar me reconforta internamente, pero a la vez me reclama desde algún lado que me disponga a ayudar a terminar de resolver ciertos aspectos de la cuestión histórica aún no confirmados.
Mica no sabía si reírse o prestar atención de verdad, inmediatamente le preguntó:
- Si no te conociera juraría que te has fumado, pero como te conozco y también se que de esto no sabes, pero estás hablando de actualidad arqueológica de primera, voy a prestarte atención.
- Hombri la miró unos segundos fijamente y dijo: falta al menos una pieza. del rompecabezas del último suicidio. Los últimos diez celotes acordaron suicidarse. Uno de ellos sería el responsable de de matar a los demás, para luego quitarse la vida él.
Mica miraba con atención, seriedad profesional y sobre todo mucho asombro. Hombri prosiguió:
- Se hallaron nueve tumbas con sus respectivas osamentas, pero no se halló ni la excavación ni los restos óseos del décimo individuo. Mica tu no creerás que me estoy volviendo loco, ¿no?. Simplemente he tenido esa visión desde que entramos a Masada. Los sonidos en mi cabeza, la inscripción, no se. Recurro a ti que eres mi otra parte. Ayúdame.
Mica empalideció cuando escucho todo el discurso. Todo lo que había dicho Hombri era verdad. Ni la tumba ni los restos se encontraron. Eso salvó a Hombri de que su mujer creyera que había enloquecido un día de shabat.
- Claro que te ayudaré, eres mi vida Hombri, solo que estoy muy asustada porque es absolutamente cierto lo que has dicho. Es increíble pensar que no te actualizas en arqueología después de haber hecho este comentario. Pero como te conozco, seré tus ojos respecto de lo que acontezca de ahora en más. Solo quisiera saber ¿que mas sientes?, -dijo por último Mica-.
- Solo siento cuando camino, cosas. Algunas inconexas otras relacionadas.
- ¿Y sientes algo ahora?,-preguntó Mica-
Hombri cerro los ojos y luego de un instante miró a Mica y le dijo: - Siento que las almas me piden que te haga el amor acá que encontraremos algo y se rió con fuerza.
Mica también se rió y le propinó un golpe en su hombro.
- Hay algo que me llama la atención, -prosiguió Hombri-, la disposición cardinal de las nueve tumbas. las he visto en mi cabeza en línea recta pero a su vez siento que esa no es la total disposición de las diez tumbas, sino en forma triangular, ¿me explico?.
- ¿Triangular?,-comentó Mica-. No, no entiendo
- Si, primero cuatro luego tres, más adelante dos, y por último una. Pero así sumarían nueve y no diez. Explico Hombri.
- Pero se encontraron en línea recta -agregó Mica racionalmente-.
- Si, -dijo Hombri-, pero la décima se encuentra formando un triángulo con las demás, finalizó.
Un escalofrió recorrió el cuello de Mica. se hallaba desorientada. Era difícil creer todo esto, solo escuchaba a su marido porque lo amaba con locura. Así que si las cosas no eran así, tomaría esto como un episodio digno de un psiquiatra.
Pero Mica se jugó. Pensó, luego le dijo:
- Está bien, solo líneas rectas perpendiculares a lo largo de la línea formada por las tumbas, nos pueden dar triángulos como formas. Investiguemos haber si es así.
Mica sabía que nadie se imaginaria que una profesional como ella, estaría realizando una investigación, bajo esas suposiciones, en ese momento. Nadie la vería hacer el ridículo.
Hombri explicó según su visión, que podían haber dos lugares en extremos opuestos donde podría encontrarse lo que buscaban. Hacia el sur, la Puerta Occidental y el Palacio Occidental de Herodes, y hacia el norte, el Palacio –Villa- con el pequeño baño.
Ambos lugares eran el vértice superior posible del triángulo.
Mica se puso a pensar inmediatamente. Hombri tenía razón esos lugares coincidían perfectamente con los descritos por su marido. pero, ¿Por qué se triangularía hacia la puerta occidental?. ¿No sería más lógico pensar en un vértice hacia el norte, hacia Jerusalem?
Mica utilizó su sentido profesional y le dijo a Hombri:
- Buscaremos hacia el norte Hombri. En el Palacio Villa.
- Ok, -respondió Hombri- tu eres la profesional, no yo.
Se dirigieron hacia el Palacio norte. Allí encontraron restos arqueológicos conocidos, nada nuevo. Pero Mica sintió por vez primera que podría existir algún indicio que al menos le permitiera establecer que su marido no se había vuelto loco.
Después de un par de horas de recorrida del palacio y el baño pequeño, Mica se resignó, se sentó en una pequeña pared de piedra lo miro a su marido y le dijo:
- No hemos encontrado absolutamente nada. Acá no hay nada.
Mica pateaba sentada, con el taco de sus borceguíes las piedras que conformaban la pequeña pared, mientras miraba a su marido y los alrededores. Hombri empezó a darse cuenta de que su mujer estaba de espaldas exactamente hacia Jerusalem, cuando al patear la piedra, la pared se derrumbo y Mica cayó de lado lastimándose. inmediatamente Hombri la socorrió, le preguntó si se había lastimado, a lo cual Mica respondió que solo era un golpe fuerte.
- Te apoyaré sobre la columna un minuto para mirarte el tobillo.
- Si, dijo de mala gana.
Mica empezaba a sentirse una tonta. ¿Quién la mandaba a meterse en una tontería como esta?.
Hombri se agachó para desatar el cordón del borceguí y mientras revisaba el pie descalzo de su mujer, notó en la base de la columna unas rayas que al principio parecían solo rayas, pero que cobrarían forma en la visión de el. Las rayas parecían expresar יפול.
Exaltado Hombri le pidió a Mica que tratara de agacharse, pues estas eran las letras que había visto en su cabeza.
Mica se excitó sobre manera. Empezó a cavar para encontrar la inscripción completa de la visión de su marido. Solo a unos veinte centímetros de profundidad, la inscripción apareció. Decía:

MASADA NO CAERA OTRA VEZ

Mica y Hombri terminaron su día en Masada contentos. Hombri no estaba loco, solo tuvo un visión inexplicable, sobre un hecho ajeno a su persona pero que repercutió en Mica, su mujer.
Días posteriores al descubrimiento de la inscripción, Mica se comunicó con Yizhar Hirschfeld, quien con su equipo investigó la inscripción y posteriormente decidieron realizar excavaciones ahí mismo, donde a unos pocos centímetros encontraron una pequeña cripta en donde se hallaba una marmita de piedra que contenía un escrito que decía:

EN NOMBRE DE MIS HERMANOS JUDIOS, DE LAS DESCENDENCIAS DE LOS QUE VENDRAN, Y DE LOS QUE AQUÍ QUEDARON COMO LO HARE YO, ALZO LA VOS PARA DECIR QUE

MASADA NO CAERA OTRA VEZ




















MASADA

Texto agregado el 28-10-2004, y leído por 132 visitantes. (0 votos)


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