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Inicio / Cuenteros Locales / LA_COLUMNA / DOBLE VIDA, UBICUIDAD Y COARTADA ( 1 jueves x mes = JuanRojo )

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Hay noticias que te remueven, que te dejan un poso de incertidumbre, que te obligan a reflexionar. Este fue el caso del monstruoso engaño unido al asesinato cometidos ambos por Jean-Claude Romand, en enero hizo once años. Mi interés por la vida de este hombre recobró vigencia cuando, hace unos días, vi la película “La vida de nadie” (Eduard Cortés), una interesante versión de ese suceso. Romand, que vivió en Prévessin, un pueblecito cercano a la frontera de Suiza, asesinó a su mujer y a sus dos hijos pequeños. Luego condujo varios kilómetros hasta la ciudad donde vivían sus padres, ya ancianos, y los mató a ambos, disparándoles con una escopeta del calibre 22 que su propio padre le compró cuando cumplió 16 años. A continuación prendió fuego su casa en un intento poco creíble de suicidio y en un esfuerzo por ocultar su crimen. Fue rescatado del humo en coma, pero vivo, y dos años después, fue llevado a juicio con un gran despliegue de la prensa francesa.

Esto podría ser la obra de un loco o un asesinato más, pero lo que más me interesó de este tipo es que estuvo engañando a todo el mundo durante más de 18 años: para esposa e hijos, padres, familiares y amigos Romand era doctor en medicina y tenía un importante puesto de investigación en la Organización Mundial de la Salud y, sin embargo, ni siquiera había terminado la carrera de medicina ni había trabajado nunca. Salía todas las mañanas y se pasaba el día vagando por el bosque o en cafeterías. Vivía del dinero que, confiados, le entregaban sus padres y amigos creyendo que lo estaba invirtiendo en bancos suizos. Cuando vio que era inminente la revelación de la verdad, no pudo soportar que su familia se enterase de su gran mentira y decidió asesinarlos.

Parece que todo empezó cuando, en segundo año de medicina, faltó a un examen e hizo creer a todos que se había presentado y lo había superado sin problemas. A partir de ahí comenzó a hilvanar primero y tejer después un enjambre de mentiras dignas del más ingenioso literato.

¿No es eso lo que hacemos los que escribimos ficción? ¿No estamos siempre inventando una vida distinta de la nuestra? ¿Una doble vida? Pero los escritores, a diferencia de Romand, como buenos dioses por horas, tenemos el don de la ubicuidad y, por lo tanto, coartada. Asesinamos, cometemos adulterio, cambiamos de sexo, somos detectives, camareros, perros, gatos o una bolsita de té. Sin embargo, los que nos rodean pueden ver que no nos hemos movido de delante del ordenador. Dominamos a todos los personajes que creamos y destruimos, como dioses omnipotentes y omniscientes. Incluso mostramos ufanos nuestra obra a los demás que, al tratarse de un relato, lo disfrutan y no sospechan de nosotros. Y el que esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Romand tomó el camino más peligroso, más audaz e ingenioso: hacer ficción de su propia vida, crear en él mismo un personaje y, lo que es peor, hacer que sus familiares fueran comparsas de la novela de su vida. El relato definitivo.

A veces, cuando escribimos un relato teniendo determinada su forma y su discurrir, éste cobra vida y va por donde se le antoja como hijo de un dios que le otorga el libre albedrío. Aunque mantenemos en todo momento el control de la última palabra, siempre podemos detener el telar, pero la tela suele quedar manchada con gotitas de nuestro corazón y, en ocasiones, incluso de nuestro más negro subconsciente.

Si el hecho de escribir, sin ser protagonistas directos, resulta doloroso o placentero. ¿Cómo pudo manejar Romand tan compleja urdimbre durante tantos años sin romperse en pedazos? ¿En qué pensaba mientras se pasaba día tras día en el bosque? ¿Qué fuerza le hizo soportar el peso infinito de tamaña mentira?

Esta historia me atrajo desde el principio como un canto de sirena y me remueve tanto ahora como entonces. Siempre he pensado que Romand se había lanzado al abismo al que siempre nos asomamos al escribir, pero con una mano en la barandilla.

Texto agregado el 28-10-2004, y leído por 744 visitantes. (18 votos)


Lectores Opinan
24-11-2005 Apasionante relato, muy pero muy bueno! Afectuosos saludos y mis 5* sugonall
31-08-2005 No he oídohablar de esta historia, cosa de la que me alegro. Yo tengo una teoría, en esta vida intento sufrir lo justo. Sabes.. me da miedo la mente humana, ¿quien sabe hasta donde podemos llegar en un arrebato de locura?.. me asusta sinceramente.. un susurro* susurros
31-01-2005 Excelente. Supongo que no es cuento. Lo del asesinato, a los hijos, padres, hermanos, etc. es pan de cada día, pero el engaño a tanta gente y por tanto tiempo si que es genial. Felicitaciones y mis 5* por el trabajo de investigación. jorval
12-11-2004 Es impresionante lo que escribiste, la forma en que lo dices, el lenguaje que utilizas mas alla del simple significado de las palabras, un sentimiento que llega casi a lo pasional, muy, muy bueno. nandius
06-11-2004 ta la raja, pero tienen horrores ortograficos. fleicitaciones dahalpi
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