La "Cosa Amarilla" —así le decía el profe a Daniel— llegó muy tranquilo al salón, pero justo cuando el profe comenzaba a revisar quien había venido y quien no, se paró en su silla y anunció: ¡Hoy soy una lagartija! ¡Así que... CUIDADITO!. Y se volvió a sentar.

Y no pasó nada mas... hasta que entró al salón una palomilla. ¡FUE EL CAOS!

—¡COMIDA! ¡COMIDITA! —gritaba la Cosa Amarilla, mientras la perseguía por todo el salón.

Y casi estaba a punto de atraparla —la Cosa Amarilla a la palomilla— cuando el profe lo atrapó a él —a la Cosa Amarilla— y se lo llevó —a la Cosa Amarilla— sabrá donde.

¡Que lástima! El profe debió haber dejado que la Cosa Amarilla pescara a la palomilla, porque ésta —la palomilla, no la Cosa Amarilla— siguió dando vueltas por el salón... y nos asustaba.