Como todo el mundo sabe, los aeropuertos también saben llorar. Así fue que al otro lado del océano, la aeronave despegó y llovieron chuzos de punta. Era una manera como otra de decir hasta pronto.
Los controladores del espacio aéreo se quedaron sin palabras cuando en las pantallas de sus radares vieron que aquel Boeing dejaba una gigantesca estela de cariño . Cientos de golondrinas escoltaron en vuelo de formación real al 747 hasta la ciudad destino. Habían volado más de 10.000 kilómetros.
Los mapas metereológicos dieron anticiclones y el hombre del tiempo se mostró excepcionalmente radiante .
Como todo el mundo sabe, los aeropuertos , entre otras muchas particularidades también se alegran. Justo en el momento en el que el avión avistó la pista de aterrizaje , las golondrinas remontaron el vuelo apuntando al infinito y despidiéndose con un alabeo de cortesía. Torre de control informó de la llegada y un estallido de abrazos y besos alumbró la terminal.
Texto agregado el 27-10-2004, y leído por 139
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Lectores Opinan
27-10-2004
Original, encantador y buenísimo, me gusto! arianna
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