No es contigo, es conmigo que están mal las cosas y no termino de encontrarme. Quizás por eso me sientes quebrado y distante, pero no es contigo. Es conmigo. A veces son días, a veces semanas, a veces pequeños periplos de tiempo en los que uno no sabe cuándo se embarcó ni cómo fue que empezó todo. Días de no saberse distinguido ni notable, de querer devorar el mundo y la vida con avidez y no tener apetito , días de mala gana y desidia, pero créeme que no es por ti, ni es contigo. Es desgana de estar y de ser, de hacerse preguntas y de esperar que florezcan girasoles en la parada del autobús, de mirar el teléfono por si suena y eres tú, pero luego no suena o no eres tú. Días de extraviar la fe y no saber dónde la dejé, y la busco pero sólo encuentro unas viejas llaves que perdí junto con mi virginidad inocente, días de mirarte y preguntarme qué viste en mí cuando soy así y necesito que creas que no es contigo, es conmigo que olvidé cómo es la persona que una vez descubriste conquistando territorios lejanos en el mejor sitio de tu habitación. Días de ratos abandonados , de querer pedirte que si es posible, no me tengas en cuenta ni repares en mí , que quizás no sea mala idea que me vaya lejos y me tome un tiempo para ver si florecen los girasoles y pueda tocar a tu puerta una tarde de viernes con un ramillete en una mano y mi fe intacta en la otra.
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