Un cuarto de siglo, dicen, como si esta etiqueta fuera hacerlo más jodido que cumplir 26, por ejemplo. 25 años. Si fuera una democracia, tendría una constitución criticada. Si fuera un periódico, os regalaría un especial. Si fuera una tienda, os haría descuentos con el reclamo de anuncios absurdos. Si fuera un perro, en realidad tendría cuatro años -o 175, según se mire-. Si fuera mujer, me echaría tres polvos.
Casualidad o no, en semejantes efemérides tuve el enorme placer de comprobar como el diario El País cumplía su número 10.000. El mismo día que yo alcanzaba el cuarto de siglo, un 18 de octubre, singular ya de por sí por ser la fecha de celebración de mi nacimiento, añadía además estas extrañas celebraciones. Desde entonces, el libraco que regalaban, lo guardo con devoción malsana.
Como tantas gilipolleces que almaceno en un cajón... La Davis de Ferrero, Corretja y Ballcells; el quinto Tour de Indurain; la primera liga del Dépor- la que ganó, no la de Djukic, claro –; La copa del 99 del Estu; la copa del 92; el subcampeonato de este año; el periódico del 11-M; del 11-S; del 14-M; el número mil de El Jueves; la Gigantes nº 500; el fanzine número 1 de Intifada; el periódico del Instituto y el del colegio; un par de portadas de subcampeonatos de europa de basket; una movida que decían que era un trozo del muro de Berlín, pero convencido me hallo que se trata de cartón piedra; el primer gol de Anelka (por lo gracioso, “Llegó el Efecto 2000: Gol de Anelka” versaba el Marca aquel 31 de diciembre del 99 ya joder); el partido 1001 del Estu ante el Unicaja -palmamos de 28 claro... Con un Manel Bosch espectacular aquel 29 de septiembre del 94...- ; El Maracanazo o Centenariazo del Dépor en el Bernabeu, el fanzine Somos T@nt@s - el número que salió en abril y el que se quedó en embrión porque se imprimió un 10 de marzo y no hubo estómago a repartirlo al día siguiente - ; un número atrasado de la revista Cannabis -versaba sobre como curar en lugar de secar tu propia marihuana- el Cinemanía con el especial de la segunda trilogía; entradas de cine desordenadas; un libro con pequeñas biografías de los Nobel de literatura; un par de cartas que decidí no enviar; y no entiendo muy bien por qué motivo, el catálogo de los libros que la fundación Pedro Ferrándiz tenía en 1993... Tiene cojones Raúl, que entre todo ello no haya un puto Crónica... Soy lo peor.
Me ha aberrado abrir este cajón profundamente. Iba a guardar el susodicho especial de El País con el que en cierto modo conmemoraban mi aniversario... Y me he encontrado con toda esta basura, que es, lo mismo que una foto, un objeto anacrónico que no hace sino recordarnos lo jodidamente efímeros que somos... Y que lo más que quedará de todo esto, en el mejor de los casos, será una reseña en algún periódico similar – para los que hagan algo que el resto creamos brillante. –
La cifra asusta. 10.000 . Es como la ostia ¿No? Tiro de ábaco. 365 por 25=9.125 días... como ha pasado una semana hay que sumar siete, que son 9.132... Más los siete veintinueves de febrero del 80,84,88,92,96,00 y 04. Tengo que restar un 1 de Enero, que cayendo Nochevieja en domingo, llevaba tres días de juerga, y aquel lunes posterior me lo pasé durmiendo enteramente... En total la dudosa cifra de 9.138 días (es importante sumar cada uno de ellos, como fue importante vivir cada uno de ellos... Si en uno de cualquiera de esos días no hubiese vivido, seguramente no estaría aquí ahora).
Es verdaderamente acojonante (no de impresionante, sino acojonante de acojonar, porque acojona de verdad) lo largo que puede ser un día, y lo rápido que se van 9.138. Parezco un abuelo, lo sé. Pero es que la de veces me pasé un par de horas acariciando mi ombligo mientras apostaba conmigo mismo si podía distinguir el imperceptible movimiento de un minutero... Te quedas mirando, esperando a que cada vuelta a la circunferencia del segundero el minutero avance... Pero lo hace sigiloso, paulatino... Que no lo ves, vaya. Parpadeas un segundo... Y ostias. Han pasado 8 años. Tal cual. Mirando el reloj por entretenerme con cualquier cosa que me evitara estudiar en mi primer examen de la carrera... Así me pasé la tarde de un domingo. Juro por Allah, Jesucristo, Jehová, Buda, o cualquier de las formas que adopte este subterfugio al que frecuentemente se agarra uno cuando no entiende nada, que os digo sin titubear que aquella tarde fue ayer por la tarde. Y creedme que se me hizo eterna.
En cualquier caso, me encuentro en la obligación de felicitarme. Porque amigos míos, es jodido cumplir, pero peor es no llegar. |