Inerte
en el lugar privilegiado
a la luz perfecta
el dorado sobre mi antebrazo
Con ventanas por ojos
leyendo a la agonía
Apoyada contra el frío del cristal
claras, sobre mi piel, las grietas
la falta de luz, seguramente
acompañado de ese párpado izquierdo
que no cesa de palpitar
Mis poros secos
como cráteres lunares
esperan abiertos ingerir vida
Tan jóven y tan muerta
Tan cómoda y tan vacía
Tan inerte
Texto agregado el 26-10-2004, y leído por 138
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