Y es que a pesar de sus esfuerzos, mantenía la cordura.
Y es que a pesar de sus súplicas lo trataban bien.
Y es que a pesar de sus preguntas, le seguían contestando. Y no quiso esperar el alba para despertar y corrió por las calles en sentido contrario del agua y se perdió entre los calambres de los demás.
Y es que a pesar de sus gritos le pedían que siguiera.
Y es que a pesar de sus lágrimas le pedían que llorara.
Y es que cuando subió por encima de su ego se sumergió en la insensibilidad que los hombres llamamos virtud, llamamos dicha, llamamos alegría.
Y es que a pesar de su vida lo seguían alentando.
Y a pesar de su rabia me seguían explotando.
Y es que a pesar, su vida me la seguían atribuyendo.
Texto agregado el 25-10-2004, y leído por 157
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