renegada ponzoña que a mi alma atraviesa,
no sé,si es la botella o el pucho ya apagado,
no sé,si es la sábana o la flor melosa,
tal vez, no sea nada, ni nadie
y yo sea la pereza,
cortada en tajadas suculentas y engordantes,
que mi mesa sea el sólo sueño de un almuerzo,
o tal vez, la noche es en realidad la presa
y el lápiz que pende de mis dedos,
ah, maldito hartazgo, ahito de nada,
vacías ventanas hacia dentro y arriba,
la mirada es eso ahora: humo y aire,
cosa vacía e impertrecha,
te odio maldito europeo,
que me haces llorar en castellano.
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