A veces la cama me reclama
que la soledad más grande ella ha probado
que el vacío se hace espacio cercano
que los sueños bellos no encajan
en una realidad absurda
que con dolor cruza las fronteras
de mi corazón triturado
por la nada mas triste y abrasadora
que es tu llama ausente
en el lugar que ocupa mi vida.
Por momentos la sangre corre
y se cuelga en las paredes
con clavos construidos de soledad
que recorre la habitación de paisajes
abrumadores y de invierno
tan frío que congela las venas
que un día fueron más que tuyas
y que hoy ya no son mías.
Quisiera pertenecer a la imaginación
que envuelve tu alma
donde yo me encuentro
y aprender a sonreír queriéndote
en el amor que solo los peces
conocen como no naufragar.
De llamadas me gustaría envolverte
para rozar lo que mi alma solo puede
dejar volar en la quietud
que solo el viento posee
y que mis cabellos solo perciben
frente al mar que nos separa.
De las nubes quisiera aprender
como nos transportan a mundos lejanos
al vuelo de gaviotas perdidas
en un amor solitario
que nos recorre sin piedad
en la soledad más triste que nos une
y que tenemos el honor de compartir.
La corriente nos pierde y nos lleva
al encuentro con el vacío mas parecido
a la habitación que nos contiene
y que tarda en desaparecernos
para derrotar a la realidad
y amar a los sueños
que hoy estan
y que hoy tristes se van
a enfrentarse con la verdad.

Nathalia Rojas Acacio