Dos tipos observan los diferentes modelos de televisores que se ofrecen en aquella nutrida vitrina.
-Mira ese, ¡Que colores, que definición de imagen!
-Si. Nada que decir. Pero me han dicho que posee un muy mal audio y tú sabes que uno aparte de querer ver una buena imagen, desea también escuchar bien.
-Tienes muchísima razón viejo. Y mira ese. Tremenda pantalla, ¿Te imaginai con uno así en tu casa?
-No. Demasiada ostentación. Mira, con ese de veinticinco pulgadas me conformo.
-Si. Y no es muy caro. Pero algunos técnicos dicen que ese modelo es mula.
-Para los técnicos todos los aparatos son mulas. ¿No ves que así se aseguran la pega arreglando televisores que tienen un ligero desajuste y después te pegan ni que palo?
-Claro, así no más es.
-Pero mira que definición que tiene ese aparato. Mira la cara de esa mujer que gesticula.
-Se le ven todas las patas de gallo y el color de su pelo es bien natural
-Si. El color de la piel es casi real y no azapallado como en los televisores de mala calidad.
-Eso es bueno
-Claro que lo es.
Los tipos se van.
En la pantalla de ese magnífico televisor de última generación, se muestra a una mujer angustiada implorando por su vida. Sus captores han lanzado el ultimátum que si no acceden a sus demandas, ella será decapitada…