- ¿ De dónde saca usted señorita que está en peligro de muerte? le dijo el Subprefecto de Investigaciones Santiago Gutierrez. ¿Le aconsejo una cosa?. Vuelva donde su siquiatra y que le dé un remedio más fuerte para el imsomnio. Descuelgue el teléfono por las noches y sobre todo, sobre todo; desaparezca de esa extraña página de escritores por un tiempo...
- Yo escribo señor Gutierrez y mis amigos y conocidos de la Página son un estímulo para mi creatividad.
- Según nuestra legislación nosotros no podemos hacer nada sin una orden judicial o un delito flagrante, es decir que a usted la esten asesinando en plena vía pública. No tiene ninguna prueba de que esas llamadas puedan tomarse como amenazas de muerte por lo tanto ningún abogado la apoyará en una demanda judicial.
- Pero los más amigos sáben que yo soy bipolar y que no dormir puede significar para mí caer en una crisis.
- Señorita Alejandra García en honor a su preocupación y a la amistad de años que nos une con su tío Eugenio análizaremos la proxima media hora algunos posibles sospechosos de sus llamadas de mala voluntad. Partamos por lo que me queda menos claro: ¿ Por qué usted descarta al grupo de amigos del tercer nick ?, cuénteme un poco más...
El tercer nick es el único espacio que me he dado verdaderamente libre, comenzó Alejandra, como ya sabe estoy diagnosticada de un trastorno bipolar, que elegantemente consiste en que mi psiquis oscila pendularmente de estados depresivos a estados eufóricos. No sé si feliz o tristemente solo tiendo una vez al año a literalmente “rayar la papa”, lo que me lleva a hablar de más y hasta el cansancio, no dormir y en algunos casos abrazar árboles sin que haya una razón ecológica de por medio. Esos días he escrito verdaderos engendros y quise ampararme en la calidez de la Pagina y ponerlos a disposición de los demás cuenteros. Cual no sería mi asombro cuando descubrí otro grupo de personas, ajeno al que accedía habitualmente con mi nick oficial. Este grupo me acogió con otra sensibilidad y me hizo reconocerme extraña pero hermosa. Me imagino que en este grupo hay entremedio algunos enfermos siquiátricos como yo, no se si se toman sus medicamentos, si tienen plata para comprarlos tampoco porque usted sabrá que son bastante caros. Si no me ayudara mi abuela con mi sueldo de vendedora de libros no tendría para la bencina del auto se quejó.
Señorita Alejandra, usted me dijo que ese tercer nick era un pseudónimo. ¿ Con quién de sus compañeros de ese peculiar grupo usted compartió sus datos personales?
Creo que con ninguno, bueno con Defecas y Alfeñique el celular, pero son personas muy amistosas.
Sí, pero no hay manera de a partir de un celular conocer el número fijo de alguien. Levantándose de su asiento y con paternal tono el Subprefecto la abrazó por un costado.
- Dejemos hasta aquí esta conversación señorita Alejandra. Vaya a su siquiatra y descarte una Crisis de Pánico por ejemplo, Quizás esto haya sido una mala broma. Por supuesto lo más importante es lo que hablamos al principio. Usted hizo el trámite en la Compañía Telefónica y aunque usted no pagaba ese servicio la ejecutiva le prometió conseguir el número que se repetía. En cuanto usted tenga el número me avisa, descartando lo siquiátrico suyo por supuesto.
Alejandra quería llorar. El Subprefecto tenía razón, quien no decía que producto de su propio aceleramiento no estaba imaginando las llamadas, como delirio de persecución? no, sería mucho pensar que ahora iba a tener crisis de pánico, otra enfermedad distinta. Pero, ¿por qué? si se encontraba perfectamente, algo nerviosa sí, algo somnolienta sí, pero nada más. Bueno tenía que reconocer que solita se había disminuido la dosis de litio para estar más alerta. Pero, por otra parte, estaba lejos de la fecha probable de crisis. Bueno hace tiempo sabía que en esto de la enfermedad poco podía confiar en si misma, que se traicionaba una y otra vez....
Continuará...
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