Estamos de duelo, señores,
Pero no detendremos ni la fiesta ni la guerra,
Porque no se murió una tía, señores,
Se nos murió un compañero.
Venimos del entierro, señores,
En la cima de la montaña, en medio
De una tormenta de dolor, señores,
Dejamos el corazón en una tumba.
Está lloviendo a mares, señores,
Ustedes no sienten las gotas
Copiosas sobre la cara, señores,
Porque nos esta lloviendo en el alma.
Sigue la guerra y continúa la fiesta, señores,
Nos queda un candado en la entrañas,
Una guitarra de canto triste, señores,
Una jarra y una pistola sobre la mesa.
Sembraremos muchas flores, señores,
Flores amarillas y sauces verdes,
Beberemos agua del campo, señores,
Lloraremos en las procesiones…
Porque se nos murió un compañero
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