Detrás de la roca que parte mi cara
está tu mano escondida.
Detrás de las palabras que agraden sin sentido
tu lengua bífida, tu vacío.
Detrás de cada daño, de cada maldad,
de toda ofensa,
está tu conciencia premeditada.
Detrás del caos, la miseria y la destrucción.
Detrás del asco y el odio, de la desolación y lo abominable,
de la venganza, del terror.
Detrás de los espantos y los infiernos
está tu mano negra,
tu maldita alma sin color, tu miseria.
A tu paso los pájaros callan, los perros aúllan,
el diablo se esconde, dios huye despavorido y temblando,
la muerte vomita sobre tu cara
y lo hediondos murciélagos besan tu frente.
Nada queda a tu paso,
solo dolor y olor a podrido.
Para nada sirves inútil,
siempre detrás, a traición,
con la máscara de la bondad
ocultando tu payasesca calavera,
tus colmillos y tus garfios.
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