De la alcantarillas
juntaron el vino para el festín,
los murciélagos.
Las ratas,
comieron en una fiesta inolvidable
los cadáveres que quedaban.
Y todos, pero todos,
fueron en la noche
la última cena de los gusanos.
Gusanos que en Hiroshima
nunca llegaron a ser moscas.
Texto agregado el 24-10-2004, y leído por 184
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