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El sobretodo negro

Era un día verano, las agujas del reloj, de la plaza, estaban estáticas, no se movían, el ambiente era pesado, casi inaguantable, la gente caminaba como si las piernas le pesaran, y de sus frentes caían gotas de sudor, como una cascada en un lago, ya no había un lugar donde se pudiera estar, el cielo se veía de un color diferente, rojo mezclado con violeta. Casi de un paisaje que no correspondía al lugar. Era ahí en esa plaza donde todos los días, miles de personas caminaban, soñaban, se enamoraban, pero además de eso también las penas cruzaban esa plaza, como sombras fantasmagóricas, penas y sufrimientos del, ¿pero quien es él?, Llámalo como vos quieras pero él existía, ahí, y era el reflejo de varios mas que estaban dispersos por el mundo.
Salía del lugar donde vivía y se instalaba en su plaza, arboledas, rosales, un monumento histórico en medio de ella, bancos de cementos, pintados de verde, una pérgola llena de flores de todos los etilos y variados colores, que daban vida a ese lugar. Así la llamaba él, mi plaza. Porque vivía mas ahí que en el lugar, donde por las noches se retiraba a extender sus piernas y recostar su espalda, en ese mármol frío, casi tanto como la misma muerte. Pero que a su vez aliviaba la sofocación, de las noches insoportables, que se estaban viviendo. Él, con su sobretodo en pleno verano, que en sus épocas mejores había usado para conquistar a muchas mujeres. Pero ahora, era su más valiosa joya, era su remembranza, su amigo, el único que con el transcurso del tiempo, le había quedado. ¿Que fue lo que paso? ,Para que estés ahí en tu plaza en compañía de tu amigo el sobretodo. ¿Que paso con la gente que te rodeaba?, Tus raíces, tu familia, tus amigos. Lo sabe solo el pero como preguntárselo, si ya ni mira a nadie, porque cree que si mira a alguien, es solo para que se apiaden , como levantar sus ojos color cielo y mirar un rostro, si en el rostro de la gente solo encuentra, vacío, y el piensa ¿ seré invisible?, porque nadie lo mira, entonces quien se va a preocupar, en preguntarle que le paso, solo el sabe. Entonces camina para ese puesto de comida rápida donde todos los días mira esa bolsa enorme De color negro que esta en el cordón de la vereda, cono si fuese que encontró un tesoro, allí la examina y encuentra esas hamburguesas que ya se enfriaron, que la gente ya no puede vender, pero claro ya esta saturado de todos los días repetir ese menu. .Pero que alternativa le queda.
Entonces camina por las calles de una avenida ancha, con la cabeza gacha y la mirada que va contando cada baldosa que cruza. Ya las conoce de memoria, porque la rutina que lo invade es profunda.
Pero de vez en cuando se topa con los espejos, que casi se choca, porque su mirada sigue enfocando el piso, son espejos mágicos que la silueta se ve más grande, más pequeña, pero que en definitiva es la misma imagen, la representación de la pobreza, el hambre y la orfandad.
Al él lo que más le preocupa es mirar esas caritas, de los más pequeños, cuando piden limosnas, cuando ayudan a abrir las puertas del taxi, cuando van con esos carritos de supermercado recolectando cartones. Esas caritas sucias con sonrisas gastadas , ojos tristes, el fiel reflejo de el, pero en miniatura. Eso es lo que le preocupa que esos niños lleguen a los 80 años, de la forma en la que el se encuentra, pero cuando quiere hablarles ellos también lo esquivan, se burlan y hasta le temen. El proceso del tiempo va desgastando sus huesos mas que a su sobretodo, el frío llego, el viento sopla, la plaza sigue estando ahí pero ya los colores pasaron a ser matizados grises, los colores que alegraban sus ojos ya no están, el sol que calentaba su cuerpo esta puesto a mínimo y el viento es una arma blanca
Que le corta su rostro, él sigue estando en su casa la plaza de la avenida ancha, y mira a la gente de, la edad suya que pasa con sus hijos y nietos de la mano, cuidándolos como si fueran cajitas de cristal, pero de el solo dios cuida. Casi a la rastra, llega a las puertas de una catedral que para el queda lejos de su ágora, pero en realidad esta solo a dos cuadras. Se sienta en las escaleras, y mirando el suelo se acuerda de dios, comienza alzar plegarias. Pero con muchas equivocaciones porque ya casi ni se lo acuerda de orar. De allí entran y salen las personas, con ricas vestiduras, aireadas, llenándose la boca con el nombre de Dios. Pero con ojos vacíos, para divisar a ese anciano desgastado, doblado y tiznado. El esta Ahí, pero no esta, el se pregunta ¿estoy vivo?.
Si lo estas, los que no están vivos son ellos, los que te ignoran los que no son capaces de estirar su mano para brindarte esa moneda, que aveces la dejan en el pantalón, cuando lo meten al lavarropas y no la tienen ni en cuenta, que falta que te aria esa moneda para tomar algo caliente. Ahí entran los recuerdos que solo lo siguen lastimando, que son parte de su buena vida que llevaba en su pasado. De repente con la mente ocupada mira a un costado y en la baldosa visualiza algo de color azul, una lapicera, la toma, la guarda en un bolsillo.
Entre sus cosas, mezcladas con sus trapos viejos, una libreta, la abre y comienza a escribir, con su pulso irregular, temblando.
Hoy en mi cabeza, me invaden los recuerdos, de aquel desdichado día, en que todo lo perdí.
Era de noche llovía, las nubes negras cubrían todo el cielo, en entre ellas los destellos de los relámpagos, iluminaban la noche. Salí de mi oficina, Subí a mi auto encaminando hacia mi hogar, donde esperaba mi esposa. Todas las noches me esperaba con la comida caliente, la audición de radio, que en ese tiempo se escuchaba. Abrí la puerta y había un silencio inesperado, busque por toda la casa pero solo hallé una carta que decía:
Veinte de junio de mil novecientos cincuenta y dos, catorce horas, Hoy decidí irme, cansada de la rutina, y la larga espera de tus negocios y tu profesión. Me marcho a mi ciudad natal, no quiero que me busques, los años han pasado y quiero cambiar mi vida, antes de que sea demasiado tarde, antes que se me acaben, las posibilidades de salir adelante sola, sé que con esto, te he clavado un puñal, yo te ame y demasiado pero la soledad es muy fuerte, lo siento pero debo irme, la depresión que tengo me obligo a esto, o tenia que tomar otro tipo de decisión mas drástica, te pido perdón, no se si me perdonaras por no resistir, lo que se, que vos, tendrás la cabeza muy ocupada, con tus cosas y pronto me olvidaras, adiós.
Ana Constantino.
Al leer esa carta inesperada, enloquecí creí que mi cabeza me iba a estallar, de un empujón tire la mesa, tome mi sobretodo, y salí en esa noche de lluvia, tome el auto, y partí a toda velocidad, no veía nada estaba como ciego. Marche sin rumbo, hasta que el combustible se me termino, allí subí a un tren, todo esto sin rumbo, mis recuerdos son algo confusos en mi billetera, solo quedaban unos pocos pesos. Al transcurrir los días, la barba crecía, mi aspecto desmejoraba, la suciedad se incorporaba en mi, busque un lugar donde sentarme y comer algo, a lo lejos vi un bar, entre, me senté, ordene un plato de comida rápida,
Llevaba casi Cinco días sin hacerlo, cuando en el bullicio del lugar se escucha en la radio. Si alguien conoce el paradero, del Dr. Lucas Anttone y su esposa Ana Constantino por favor lame al siguiente teléfono. Muchas gracias.

Al escuchar eso salí del bar y seguí rumbo en el primer colectivo que encontre. Pero esto solo es el principio de la historia. Solo es una porción de lo que él pudo, escribir esa noche.
Ya el sueño lo vencía y apoyo su espalda en el escalón de mármol de la iglesia y allí sé durmio. Al día siguiente marcho como todos los días hasta su casa la plaza de la avenida ancha, se sentó en el banco preferido de el, el que más sol le pegaba.
La bronca en la calle parecía sobresalir, de la cabeza de la gente, tanta injusticia, rutas cortadas, por personas reclamando cosas, autos a los bocinazos limpios, marchas. Los diarios parecen figuritas repetidas, en los títulos principales sale siempre lo mismo, secuestros, robos, piquetes, reclamos de trabajadores, jubilados, guerras, terrorismo.
Empiezan con un Tema y terminan dando vuelta la ruleta, comenzando de nuevamente. Todo parece ser una historia sin fin, todo es rutina, el nunca acabar, el mira su mundo y en definitiva, para el no existe miedo,¿ quien lo va a secuestrar?, ¿con que motivo o que fin, quien lo asaltara?, si hasta su tesoro mas preciado que es su sobretodo, nadie lo envidia, ¿o tal vez solo le quede adherirse a alguna marcha para poder recibir un pedazo de pan?, ¡pero ni eso!, porque en ese mundo también molesta, no nos olvidemos que a los 80 años mucha bulla, no puede hacer, ¿qué le queda por hacer?.
Tal vez la esperanza, de que un día levante los ojos y la gente lo mire con piedad o mejor dicho con amor, le brinde un reposo, un plato de comida caliente, un baño para ducharse simplemente algo. Pero claro el mundo esta muy ocupado para eso, esta en el mundo de Internet, los celulares, los viajes espaciales, la medicina nuclear, ¿qué es todo eso para él?, Es otro idioma, un mundo en el que, él perdió el ritmo, en su mente solo queda el recuerdo de esa novela radial, de su escritorio, maquina de escribir, es como sí el tiempo se congelo, aparte por bastantes décadas la visión de el, era la misma, su bolsa con trapos viejos encontrados, una libreta de enrolamiento, una credencial de medicina, una billetera casi vacía , no del todo, porque en ella conservaba la foto de la persona que amo con locura, que tubo la ilusión de tener hijos, que compartió, momentos inolvidables ,largas caminatas por el parque, de aquella casa enorme con frente de ladrillos a la vista, con ventanales de madera y herrajes de bronce, cercada por unas rejas enormes que daban una apariencia de mansión refinada ,esos preciosos jazmines, cultivados, por las bellas manos de su amada, ese jardín de invierno al estilo mil novecientos, lleno de verde, con sillones de hierro, mesa para el te, y una escalera en forma de caracol queque llegaba hasta la terraza. ¿Que fue realmente lo que ocurrió? Para que ese amor tan lindo que existía se terminara, ¿fue solo el aburrimiento y la rutina?, o fueron muchas cosas, la que rondaron por la cabeza de su amor, para que tomara esa decisión, pero claro, no hacia falta en sus cartas de despedida aclarar todos los motivos porque el, ya lo tenia. Bien en claro,¿ pero como me llegare a enterar de esa historia?, que solo él sabe, ¿como relatar algo que se encuentra escondido en esa mente desgastada?, casi sin recuperación, ¿tal vez, solo quede esperar?, que tomen fuerzas sus dedos, para tomar esa lapicera y quiera desahogarse escribiendo en la libreta con olor a humedad, que ya ni hojas le quedan.
Pero como si fuese un cuento de hadas, el llego una noche mas a su morada, vio un paquete, dentro tenia, comida, un cuaderno, una lapicera, y una cifra determinada de dinero, alguien que se interesaba por su vida, deposito ese paquete. La sombra se esfumo cuando vio que el anciano doblaba la esquina, camino a las escalinatas, con apuro dejo la caja y se marcho., El llego casi a la rastra como siempre, y vio el paquete para él era como un regalo, pero a su vez como un regalo para el dador, por poder tener la suerte de luego leer lo que él escribiría en esas paginas. ¿Escribirá o solo gastara el dinero en comida? Y lo demás lo dejara al abandono.
Error, él llego, a las escalinatas , vio el paquete, lo tomo y lo abrió ahí se le iluminaron los ojos, tomo el cuaderno, la lapicera lo guardo entre sus trapos, comió la comida que le habían dejado pero el dinero lo dejo dentro de la caja, espero hasta que sea la hora, en la que acostumbraba pasar ese muchacho con el carrito de supermercado, con el hijo a caballito, recolectando cartones, allí hizo un ademán para llamar la atención y casi sin fuerzas tiro la caja con el dinero, al cordón de la vereda.
El no quiere el dinero para mañana, porque no sabe si despertara, en cambio esta seguro que esta noche, toda una familia comerá con ese dinero.
Al amanecer algo le estaba ocurriendo su semblante era pálido, sus ojos parecían hundirse en el fondo del mar. Un dolor fuerte en la espalda lo inmovilizaba, la respiración acelerada, el sabia que podía ser, sus conocimientos de la profesión, estaban intactas, allí por primera vez, el miedo a perder su vida, lo llevo a tener un dialogo con una muchacha que se le acerco para darle una limosna.
- me estoy muriendo, estoy muy grave por favor ayúdeme.
- ¿Que le ocurre?, Pregunto la joven mujer.
- No aguanto mas estoy con mucha fiebre, por favor llame a alguien para que me ayuden o que me lleven a algún hospital. Balbuseaba con la respiración entrecortada y su mirada desorbitada.
La joven asustada se dirigió corriendo hasta donde se encontraba un policía, que trabajaba desde hacia años en la plaza. Y le dijo:
- Por favor ayude a ese linyera se esta muriendo.
- Señorita yo lo haría con gusto pero, solo debe querer comer y dormir en alguna cama cómoda, seguro que esta fingiendo, todos lo hacen para que los llevemos al hospital y puedan comer, usted sabe que los recursos de los hospitales son escasos, deben dejar lugar para los que están al borde de la muerte ,los niños, embarazadas y demás. Vaya tranquila no se preocupe ya estará mejor, mas tarde le llevare algo para que coma. Respondió con una voz gentil y tranquila de lo que afirmaba.
- Disculpe la molestia oficial. Se retiro corriendo, con los ojos llenos de lágrimas, pues esos ojos celestes que le pedían ayuda a gritos, se le cavaron en su cabeza como una flecha.
Corrió hasta su casa que estaba a diez cuadras del lugar, tomo el auto, y se dirigió hasta donde estaba el bagabundo.
Él levanto la vista, casi perdida, cuando vio a la joven, parecía que dentro de su corazón la tranquilidad lo inundaba. Por fin alguien se preocupaba.
Ella clavo sus ojos en los de el, y con una mirada llena de ternura y piedad le dijo.
- Mire fui en busca de ayuda, pero no la obtuve, voy a ver que puedo hacer por usted. ¿Puede pararse?
- Espere deme unos segundos por favor, mis huesos no me responden bien.
La joven por un momento se sorprendió por la educación de ese linyera, era como que su voz y sus palabras no encajaban, en su cuerpo y en ese sobretodo lleno de mugre.
- Tranquilo no tengo ningún apuro.
El despacio y cuidadosamente se puso de pie y le dijo:
- Listo ¿qué hago ahora señorita?
- Venga conmigo acompáñeme hasta mi auto veremos que hacemos para que se sienta mejor.
_ ¡¿Hasta su auto?! Señorita ¿esta segura de que quiere que suba su auto?.
- Si ¿porque no? Lo voy a llevar a mi casa, yo vivo sola, usted esta muy mal, yo voy a ayudarlo, esta vez creo que estoy más segura que nunca, de lo hago.
Dando su mano al anciano lo ayudo a subir al auto, era inaguantable el olor a todo lo que se puede inmaginar, pero ella hizo de tripa corazón y manejo diez cuadras, aguantando la respiración.
Llegaron hasta la casa de la muchacha. Lo ayudo a bajar del auto, lo entro a su casa, y le dijo:
- Siéntese, en esa silla por favor, buscare un vaso de agua.
- No. Se como voy a pagarle todo lo que usted esta haciendo por mí.
- No se preocupe la vida y Dios se encargaran de pagármelo.
Le trajo un vaso de agua, se sentó en un costado de la cocina cerca de la ventana para poder respirar un poco, y espero que tomara el vaso de agua. El ambiente se lleno de un olor nauseabundo, pero a la joven, parecía no importarle, solo quería ayudar a ese anciano que estaba al borde de la muerte.
Pero por un momento la mirada de el, cambio como por arte de magia parecía estar un poco mejor.
- Señorita, ya estoy mejor me voy a retirar no quiero molestar ni ocasionarle problemas.
-De ninguna manera, yo voy a tratar, de que lo vea mi medico.
- Señorita solo fue un bajón de presión ya estoy mejor, no quiero causarle molestias a nadie, si le hable a usted, en ese momento, fue solo por el susto, ya estoy bien, debo irme a mi casa.
- ¿A cual se refiere?
-Así le llamo a la plaza y a las escalinatas de la iglesia, a donde usted me encontró.
-Aguarde un segundo ¿quiere comer algo? Comento ella con aires de cambiar el tema de conversación.
-¿La verdad, que si me puede dar algo, se lo agradecería?
-Aguarde un momento. Se acerco a la heladera y saco una fuente con pollo al horno, que le había quedado de la noche anterior, le sirvió, y él en un segundo, tratando de simular el hambre, se lo comió.
Ella sin preguntar nada, le sirvió nuevamente, él volvió a comer sin desperdiciar absolutamente nada, el hambre parecía no acabar más.
- Ahora si me iré, señorita ya estoy bien.
-Espere ¿cómo se siente para darse un baño?
- ¡Un baño ¿¡me ofreció bañarme? , es demasiado no entiendo, usted ¿es un ángel? acaso me morí ¿esto es el cielo?
El linyera por un momento, desconfió de la joven, penso como una delicada jovencita, lo llevaría hasta su casa, sin conocerlo, sin saber quien realmente era , le daría de comer , lo aria bañar, era algo increíble que solo en los cuentos o novelas ocurren estas cosas.
- No exagere, le daré una muda de ropa, que tengo guardada, que era de mi tío.
El se quedo helado al escuchar a la joven, no sabia si estaba soñando o que cosa rara, estaba sucediendo, no lo podía creer.
- Venga, a su derecha esta el baño, métase con cuidado en la bañera y dúchese tranquilo.
En el ante baño, le voy a dejar la ropa para que se cambie, ponga toda su ropa en esta bolsa de consorcio.
- Un momento mi sobretodo, no señorita, por favor no me lo tire es mi joya más preciada.
Ella siguió sus ordenes lo puso en una bolsa aparte y lo saco al patio.
Luego se puso a limpiar la silla donde se sentó perfumo y ventilo el lugar.
Pero el tiempo pasaba y el no salía del baño, ella se inquieto pasaron casi dos horas y seguía escuchando el agua de la ducha correr.
Se acerco al baño y con una dulce vos, pregunto
-¿se encuentra bien?
-Sí ya esta señorita. Claro unas cuantas décadas sin ducharse, la costra de mugre de su cuerpo casi no salía.
-hay señorita usted no sabe lo bien que me hizo bañarme.
Cuando la joven lo vio, no lo podia creer, no sabia si era su imaginación o el parecido con su abuelo era sorprendente en verdad, casi se podría decir una replica.
-mire acabo de llamar a mí medico de cabecera ya esta en camino, tome asiento que lo vamos a esperar.
El silencio castigaba el lugar, él mirando el suelo continuamente, pues esa fue su postura de un montón de años, ella mirando el reloj de pared. De repente el sonido del timbre rompio ese silencio.
-adelante doctor ¿cómo esta usted?
-Muy bien gracias, ¿dónde esta el paciente?
-Está en la cocina.
-Buenas tardes señor.
-Buenas tardes doctor. Respondió con la mirada clavada al piso.
- Me permite lo voy a revisar. El doctor hizo su procedimiento clínico. Mientras que la dueña de casa esperaba en el living.
-Bueno listo, mire el señor esta muy delicado de salud, sufre un cuadro pulmonar delicado, ademas esta desnutrido y desidratado, necesitara de una serie de medicamentos y de cuidados especiales por un largo periodo. ¿Usted se ara cargo de su familiar? .Ella le respondió.
-Si doctor no va a ver problema.
Lo que sí mañana por la mañana mas tardar tendrá que llevarlo a la clínica a realizarle una serie de estudios.
-No. hay problema doctor.
- Adiós hasta mañana señor.
- Hasta mañana doctor y gracias. Respondio él.
- Hasta mañana doctor muchas gracias respondió ella.
Él medico se retiro y ninguno sabia como iba a continuar esta situación.
- Porqué mintió señorita y le dijo que era su familiar.
- Porqué si le decía la verdad diría que yo estoy loca.
- Mire con todo respeto, creo que se esta metiendo en un problema innecesario, solo soy un viejo pordiosero, para que preocuparse por alguien que no conoce.
- Mire la verdad es que no lo conozco pero un poco de memoria tengo.
- ¿A que se refiere? No comprendo.
- Yo vivo en este barrio desde que tenía cinco años. En la plaza que usted dice llamar su casa transcurrió el tiempo junto a muchas etapas de mi vida, las hamacas que mecía mi tío cuando yo contenta salía con él, las rateadas del colegio, cuando fui adolescente, mi primer beso, ocurrió allí, mis fotos cuando cumplí quince años, mis domingos con mis tíos tantas veces cruce su casa, que usted no se dio ni cuenta de que yo, si lo conocía.
El recuerdo de mi infancia es confuso, pero recuerdo tirándome del tobogán, mirando el puesto de panchos, y allí a un costado en el banco de cemento, un hombre de sobretodo negro con una barba negra, la cara sucia, y a mi tío diciéndome, María no te portes así, ven para acá te va llevar el viejo de la bolsa.
Pasando a mi adolescencia mientras conversaba con las chicas del colegio, un giro de mi cabeza y ahí sentado en el mismo banco y con su sobretodo negro, el mismo hombre con su barba canosa, casi en la misma posición que antes, parecería que el tiempo transcurría, pero que eso era una foto que se encontraba fija en esa plaza, y mi inquietud por saber que le había pasado a ese hombre, crecía cada vez mas.
También se me viene un recuerdo de mis amigas diciendo, María córrete que si no en la foto va a salir el hombre de la bolsa. Yo si que recuerdo de esa mirada triste, esos hombros vencidos por el tiempo, esas manos negras, sucias de tierra acumulada por los años, y de las bolsas con trapos a su costado, y siempre me preguntaba, ¿Porqué habrá llegado a estar así ese hombre? Pero reconozco que siempre un poco de miedo le tenía. Asi como también un poco de lastima, Pero de lo que estoy segura es que siempre en mi corazón sentía ganas de correr a ayudarlo y la vida, me puso esta situación en el camino.
Otro recuerdo que se me viene ahora es cuando tome mi primera comunión era un 30 de octubre, yo salía con mis tíos, camino a la iglesia, esa estructura grande y antigua con ladrillos rústicos a la vista y las escaleras de mármol, y ahí justo ahí ese hombre del sobretodo negro sentado extendiendo su mano para ver si podía recibir una limosna. Yo subía las escaleras y lo mire y me sonreí, le dije hola y usted no me respondió, solo me miro y sus labios tapados por esa barba abundante, se movió como una leve sonrisa. Acelere mi caminata y entre a la iglesia.
- Si señorita y luego cuando salió metió su manito en la canastilla blanca retiro unas monedas que había recibido por sus estampitas de comunión, y me las entrego.
- Entonces ¿me recuerda?
- Como olvidar. Todo el tiempo que estuve en la plaza no tenia otra cosa que hacer que mirar de vez en cuando las actitudes de la gente, sus idas y venidas, como la gente se marchaba del barrio, chicas convertidas en mujeres con sus hijos recién nacidos, gente que partía a un mundo mejor, y entre todos esos estaba usted Señorita.
- ¿Digame acaso no se acuerda?, cuando un chico le regalo una flor que arranco del cantero de la plaza.
- Si lo recuerdo.
- Yo los estaba mirando y en ese momento me acorde de mi amor, cuando cortaba sus jazmines del parque enorme de nuestra casa, y los colocaba en los jarrones grandes de cristal.
-¿¡Usted tenia una casa, con un parque enorme!? ¿Estaba casado? .Respondio la chica con mucho asombro.
- ¿Sí tenia mi casa? Y que casa.
A todo esto las horas habían transcurrido ya era muy tarde casi de madrugada y al día siguiente había que despertar temprano, pues ella había prometido llevarlo al hospital.
- Pero ya es muy tarde y usted debe descansar señorita, si quiere luego le cuento, yo me quedare en la vereda de su casa hasta mañana. ¿Qué le parece?
- Me parece que esta delirando en fiebre, usted esta loco si cree que después de todo lo que hice lo voy marchar, usted por esta noche dormirá en ese sillón y yo lo voy a cuidar.
- Pero.
- Pero nada se calla y se acuesta en el sillón ya le voy a buscar una frazada para que se tape.
Ella fue hasta la habitación, busco una frazada que todavía tenia envuelta en una bolsa de los lavaderos y se la dio.
- Bueno que descanse hasta mañana, va mejor dicho hasta luego, mañana seguiremos hablando.
- Con mucho gusto señorita.
- No me llame señorita, llámeme Maria. ¿Y usted como se llama?
- Lucas. Dijo con una vos mucho más tranquila.
- Hasta mañana Lucas.
- Hasta mañana María.
La joven se retiro a la cocina y allí permaneció toda la noche en vela, pensando y meditando sobre lo ocurrido en el día, pero el cansancio la venció y casi a la mañana cayo vencida por el sueño, y sé durmió con los brazos cruzados arriba de la mesa, y su besa arriba de los brazos.
- Maria. Se escucho, con una voz delicada y despacio para no asustarla. Ella abrió sus ojos y lo vio al anciano parado en la puerta de la cocina, medio que se sobresalto pero enseguida se le acomodaron los pensamientos, y le respondió.
- Buen día Lucas ¿cómo se encuentra, como durmió?
- Estoy muy bien descanse por lo que no descanse en casi cincuenta años. Lastima que usted tubo que quedarse acá sentada.
- Perdón usted durmió sentado por cincuenta años, y esta vivo, yo no me voy a morí por una noche.
Entonces preparo un desayuno rápido, desayunaron juntos sin decir más palabras, se retiro a poner el coche en marcha y partieron al hospital.
- Llegamos.
Bajaron del auto, lo ayudo al anciano a descender, y lo llevo de un brazo, hasta la sala donde estaba el doctor slavsky.
- Buen día doctor acá le traje al paciente.
- Muy bien déjelo en mis manos María esto me va a llevar varias horas, ¿Usted tiene que hacer?
- Si doctor lo dejo, y paso al mediodía.
- Muy bien hasta luego.
La joven se retiro a su trabajo, ella era Profesora de literatura en varios colegios pues ese día se iba a dirigir a todos los colegios para pedir una licencia por un mes. Una vez realizado los trámites sé dirjio de nuevo al hospital.
- Doctor acá estoy ¿qué novedades hay?
- Mire no son muy buenas, el señor Lucas esta muy grave, tiene un tumor en un pulmón, además tiene muchos problemas de salud, lo dejare internado. Solo lo podrá ver en el horario de visitas.
-¿Cuánto tiempo de vida le queda doctor?
- Eso solo Dios lo sabe.
A María se llenaron los ojos de lagrimas, ya que ella era muy sensible, ademas parecía que le visen dado la noticia de que el que se estaría por morir era un familiar en verdad.
Ella espero un rato hasta que se le pasara un poco el llanto, cambio la cara y entro a la sala a ver a Lucas.
- Hola Lucas.
- Hola Maria, respondio con casi una sonrrisa. ¿Qué dijo el doctor?
- Que tardara un poco pero se pondrá bien, respondió con un nudo en la garganta y una sonrisa en los labios.
- Que bueno, comento, pero en realidad sabia que mucho hilo no le quedaba en el carretel.
- Nosotros tenemos una conversación pendiente.
- Es verdad, ¿por donde quiere que empiece?
- Por donde va ser desde un principio.
- Muy bien le contare todo.
- Todo no porque solo tengo una hora por día para poder estar con usted, hasta que se recupere bien.
- Esta bien le empezare a contar.
Nací en Buenos Aires Capital, un veinte de noviembre de mil nueve veintitrés, me críe con mis padres y mis hermanos en el barrio de la Boca, Allí estudie toda mi primaria, mi secundaria y en la capital me gradúe de medico. En los años cuarenta y seis trabaje en varios hospitales y me puse varios consultorios, construí mi casa en el barrio de Belgrano, y allí me mude. Me hice edificar una casa enorme llenas de habitaciones con tres baños, sala de juegos una cocina presiosa, llena de lujos.
En un congreso de medicina mientras daba una conferencia mire, y sin darme cuenta clave los ojos en una hermosa dama, que parecía prestarme mucha atención y estar muy interesada en lo que yo estaba explicando, pero mi voz se empezó a entrecortar y en mi cabeza solo me daba vueltas la pregunta ¿Quién seria esa bella dama? .Pelo negro, ojos color café, piel blanca de porcelana, delgada y con una sonrisa muy especial, pues se le formaban unos hoyuelos en las mejillas. Yo quede enloquecido después de verla, lo único que quería, era que termine la conferencia, para poder acercarme y presentarme con ella.
La espera fue larga las horas pasaban y al fin se termino la conferencia, todos estaban comentando el éxito de tal y yo minuciosamente me acerque hasta ella. Me miro y me dijo:
- Lo felicito doctor su proyecto es excelente, además me encanto la soltura con la que se manejo.
- Muchas gracias señorita, pero dígame ¿cual es nombre?
- Me llamo Ana Constantino.
- ¿Cuál es su especialidad?
- Soy licenciada en psicóloga.
Allí comenzó toda una verdadera historia de amor, despues de toda nuestra presentación quedamos en volvernos a ver, ella me dio su numero de teléfono, y se despidió dándome la mano.
La ansiedad que yo sentía por verla nuevamente, era terrible, no aguanté mas y, la llame por teléfono, ella acepto la invitación, de ir a cenar a un lujoso restaurante, Allí nos encontramos, esa fue una noche de las pocas que e vivido.
- Lucas el tiempo es tirano, por hoy se termino, lo siento pero la enfermera me esta haciendo señas de que me retire, mañana nos volveremos a ver.
María se dirigió a su casa, su cabeza trabajaba a mil por horas, pues, ya se le había revelado parte de la incógnita, Algo que por mucho tiempo la estaba inquietando y que a su vez, ella quería saber, para poder iniciar su proyecto, ¿Qué es lo que María tenia en mente? , ¿Por qué conocer la historia de ese hombre?.
María sintió pasión por escribir desde muy joven, un día no sé bien cuando, inspirada en ese hombre, comenzó su libro, para presentarlo en un concurso, pues ese fue su sueño, el de ganar un premio y de que ese libro saliera publicado. El comienzo de su libro, le fascinaba a toda persona a la que ella se lo enseñaba pero le faltaba algo como para cerrar la historia, si bien ella recopilaba información de otros libros, de otros casos, era como si esa historia era imposible de cerrar. María empezó a observar a ese linyera desde hacia un tiempo, pero la vida del era tan rutinaria que siempre daba vueltas en lo mismo, lo único que le faltaba saber, era que lo había llevado a esa situación.
Después de todo lo sucedido, en el corazón de María sentía algo de culpa, era como si ella lo estuviese ayudando pero por interes, estaba pensando que al encontrarse al día siguiente le diría a Lucas la verdad.
La hora de la visita comenzó, María entro a la sala, vio a Lucas sentado en aquella cama del hospital, con una cara fresca y relajada, nada que ver a la persona que había dejado hacia un día atrás.
- Buenas tardes Lucas ¿cómo se siente Hoy?
- Buenas tardes Maria, estoy mucho mejor solo extraño algo.
- ¿Qué es lo que extraña?
- Mi plaza, mi banco, mis escaleras y mi amigo el sobretodo.
- Lucas va a tener que ir pensando en otra forma de vida, yo lo voy a ayudar en todo lo posible solo tiene que escucharme algo, debo contarle mi verdad si no, no podré seguir adelante con esto.
- Dígame María ¿qué es lo que la inquieta?
- Mi pasión por escribir me llevo a algo que nunca e querido. Hace cinco años comente a escribir un libro, referido a un hombre abandonado en la calle, yo me inspire en su imagen, entonces comencé a obserbarlo, seguirlo mirar que es lo que usted hacia diariamente. Todo eso volqué en las páginas de mi libro pero la historia nunca, la podía cerrar. Era algo muy extraño, yo necesitaba saber porque usted estaba en esa postura. Entonces un día observe que usted escribía, cuando se dormito en el banco de la plaza yo me acerque cuidadosamente a su bolsa y urge en sus escrituras. Eso fue muy poco, las paginas se le habían terminado, que fue lo que hice deje una caja con un cuaderno, una lapicera, comida, y algo de dinero como para pagar el secreto que usted escondía, hasta que conciencia no me dejo descansar mas pues yo estaba robando un gran secreto, su vida intima.
- Ha ¡fue usted quien dejo la caja!
Maria no se preocupe no siga, la entiendo quédese tranquila, yo la ayudare a saber que es lo que me llevo a estar así.
- Lucas en verdad que no esta enojado por lo que hice.
- Acaso usted sabía que yo me iba a descomponer el otro día.
- No
- E igual me ayudo.
- Si y sé que lo hice sin acordarme del libro.
- Y entonces no se preocupe, que más quiero yo que a alguien le interese que fue lo que me paso.
- Lucas quiere decir que esta contento en que yo escriba mi libro, basándome en su vida.
- Claro que sí María.
- Una pregunta ¿Qué fue de su casa, su auto y de su esposa?
- No he vuelto desde entonces, no se nada de nada, ya no me interesaba nada.
- Pues deme la dirección de su casa que yo iré hasta allí averiguar que fue de todo aquello, desde su partida.
- Todo ese va a ser por mí.
- Eso y todo lo que este a mi alcance, favor con favor se paga.
Mañana nos volveremos a ver.
- Mañana le seguiré contando mi historia.
- Adiós Lucas.
- Chau María.
Las horas corrían cada vez más rápido, el corazón de María estaba inquieto, el día no le alcanzaba para hacer todo lo que quería, el trabajo, su casa, y las visitas al hospital le llevaban casi todo el día.
- Hola ¿cómo esta?
- En la espera.
- ¿De que?
- De que llegara la hora de la visita. Hoy le tengo que seguir contando lo pendiente.
- Yo también tengo algo para contarle, una novedad, y creo que lo va entristecer por un lado, y a ponerlo contento por otro.
- Bueno ¿quien empieza?
- Hoy me autorizaron a quedarme todo el tiempo que yo quiera.
- Ahora entiendo que era lo que me iba a poner feliz. Comento Lucas con una sonrisa que asomo entre sus labios.
- Yo también me alegro, pero quiero que comience usted.
- Entre al restaurante, las velas, los cuadros, esos cortinados, de raso confinando con los manteles y el perfume del lugar generaba un clima de romanticismo propicio para la situación que yo esperaba, Tome asiento, prendí un puro y me dedique a esperar a esa mujer espectacular, cuando alce la vista vi, note como todas las miradas masculinas se fijaron en ese cuerpo esbelto y contorneado, el vestido azul y su pelo negro azabache brillaban en el lugar, como la mejor estrella del universo, al igual brillaron mis ojos al verla. Con una delicadeza impecable tomo asiento se sonrío y jugo con su mirada en la mía dejándome inmóvil. Cenamos, bebimos el mejor vino, conversamos de todos los temas, de su vida, la mía, de su carrera como medica y la mía, eran dos vidas unidas con el mismo objetivo, dos caminos encontrados uno a la medida del otro, al finalizar la cena la lleve hasta la casa de sus padres, me despedí besándola, y quedamos en tener otra cita, fueron muchas mas, nos enamoramos, tuvimos sueños en común nos casamos, parecía mentira como había salido todo tan bien hasta el momento, lo peor de mi vida fue haberle exigido que deje de trabajar para que se dedique al hogar, yo salía de una clínica me dirigía a otra, de una conferencia para otra reunión, y así mi vida fue alejándome cada vez mas de la vida De ella, sola pasaba la mayoría del tiempo, se dedicaba a mi casa, con la ayuda de varias personas mas, pero llegaba la noche y por una cosa u otra, siempre se me hacia tarde para el encuentro familiar, recuerdo de llegar muy tarde a la noche y encontrarla dormida en un sillón del living, con un libro en la mano, y la mesa preparada para dos, con la comida fría. Pero ella jamas una palabra fuera de lugar, nunca un reproche, nunca una queja. Hasta que un día enfermo de depresión y no quería levantarse de la cama, se atendió con los mejores especialistas y nada, cada vez peor, ya no comía, no dormia, no hablaba, ya no vivía prácticamente.
- Esa mañana desperté y la vi sentada en el borde de la cama llorando, me enoje mucho, comenze a gritarle y decirle, montón de cosas horribles, mas ella no me respondía nada me fui al trabajo cerrando la puerta bruscamente, cuando regrese a la noche ella ya no estaba, había solo una carta, donde me decía, que estaba cansada de estar sola todo el tiempo y que se marchaba a su ciudad natal para recomponerse, y que era eso, o quitarse la vida. La amaba locamente, solo la desatendí por mi trabajo, fueron diez años felices para mí junto a ella.
- Me volví loco, llore, me golpee la cabeza contra la pared una mil veces mas, ya no tenia solución, yo fui el culpable de convertir a esa mujer él la sombra de lo que era.
- Me aleje sin rumbo dejando todo, mi casa mis lujos, mi profesión, todo absolutamente, dandome así el castigo que verdaderamente yo necesitaba.
- Y así viví, va así morí y acá estoy después de unas cuantas décadas de estar solo.
- Ese es el eslabón que le faltaba María.
- La verdad que jamas imagine que esta historia de amor tan profunda había sido su condena. Ahora debo contarle mi verdad.
- Usted tiene toda una fortuna.
- ¿Que esta diciendo?
- Lo que escucho su amor murió hace tres años en España, dejando una herencia importante. Su casa esta cuidada por gente de la familia de parte de su esposa pues ellos la mantuvieron intacta por todos estos años esperando su regreso. Ya es hora de que vuelva a su verdadera casa.
- De que me sirve María si ella ya no esta, para que para seguir estando solo.
- No entiende hay mas mucho más.
- Pues dígame.
- Ana Constantino marcho a España, pero cuando se fue no viajo sola.
- A que se refiere.
- Marcho con un ser en el vientre.
- Un hijo.
- Así es.
- Le pido por favor que no me mienta,
- Esto es muy serio lo que me esta. Acaso usted ¿es de la CIA?
- Nada que ver mas adelante se dará cuenta.
- María, siga por favor no me deje con esta intriga.
- Quédese tranquilo, ya Continuare.
- Ella trabajo mucho en madrid, en las mejores clínicas fue muy famosa en su pueblo natal, recibió muchos premios Nobel como profesional, pero el tiempo fue tirano y a su bebe no pudo cuidar. Así que mando a esa criatura a Buenos Aires para que fuera criada por unos tíos abuelos, así lo hicieron le dieron la mejor educación, afecto, tanto, que esa niña los llamaba papas, cuando fue creciendo, Su madre venia esporádicamente a verla, pero el tiempo nunca le alcanzaba, la niña siempre quiso saber la verdad sobre su padre pero los tío, no se la decían. En su cabezita daba vueltas, la idea, que su padre estaba en el cielo, cuando en realidad estaba en el mismo infierno, la calle, el hambre, el frío, calor, enfermedad y su peor enemiga la soledad. Cuando esa niña fue creciendo llena de vacío, por la falta de sus padres, empezó a investigar por su cuenta. ¿Qué fue lo ocurrido con su padre?
- Espere María, ¿usted conoce a mi hija? ¡Porque sabe casi toda su vida¡¿acaso es amiga de mi hija?...
No, no es amiga mía. Aguarde Lucas creo que estoy abusando del tiempo que me dieron para estar aquí, mañana regresare y le seguiré contando.
María se retiro del lugar con una lágrima en sus ojos, y una sonrisa en los labios ella estaba contenta por ayudar a ese hombre a recobrar su pasado.
Al día siguiente María amaneció con fiebre y no pudo moverse de la cama.
Lucas en la clínica espero impaciente la hora de la visita, pero María no llegaba.
Hacia rato que no sentía la sensación de esperar a alguien y de preocuparse por un semejante, pues sus emociones, y la noticia que le dio María, no lo dejaron dormir en toda la noche.
Lucas se levanto muy lentamente de la cama tomo sus pocas cosas, empezó a escabullirse de las enfermeras, tomo la puerta y fue rumbo a la calle, Quería saber que le sucedió a su ángel salvador, quería saber si todo lo vivido hasta el momento, había sido un sueño, o producto de la fiebre que tenia constantemente.
Camino lentamente como solía hacerlo y trato de encontrar la casa de María, Su respiración agitada y entrecortada, lograba un efecto de cámara lenta, Camino, camino en un termino de dos horas, llego hasta las puertas del departamento de María, casi a la rastra pero al fin llego. Extendió su brazo y con una timidez toco el timbre.
- La sorpresa y el asombro, invadieron a María vio a ese hombre abatido casi desvanecido, pero contento por haber llegado allí.
- Lucas ¿qué esta haciendo aquí? , Usted tiene que estar en la clínica.
- Lo sé pero pense que usted me había abandonado allí y que nunca más la volvería a ver. Me asuste mucho.
- No Lucas parece que no confía en mí.
- Perdóneme es que la confianza ya no sé si sé, escapo de mi vida.
- Adelante pase y sientese, lo que paso es que hoy amanecí enferma y no pude ir a verlo.
- Ha que susto que me dio María, Pense que volvería a estar solo nuevamente.
- Nunca mas volverá a estar solo porque ahora me tiene a mí.0
- Sí ¿pero por cuanto tiempo?
- Por mucho.
- Me va a seguir contando que es lo que sabe de mi familia.
- Si Lucas acá en mi casa tiene todo el tiempo del mundo.
- María hay una pregunta que me dio vueltas toda la noche.
- Pregunte no más.
- Usted se crío con sus familiares también, como mi hija.
- Si así es.
- Cuando nació mi madre murió y mi padre no lo conoci, entoces me críe con unos tíos abuelos. Para mí eran mis abuelos me dieron todo lo que yo necesite.
- Ha por un momento pense que mi hija era usted pero algo no me cerraba la edad que tiene usted es muy joven para haber sido mi hija.
- Su hija fue una mujer que sufrió mucho, conoció un hombre, que la llevo casi a terminar con su vida.
- ¿Que es que esta diciendo?, Ella murió.
- Así es Lucas lo siento mucho.
- El la embarazo y la abandono. Los nueve meses de embarazo fueron un embarazo de sufrimientos, lleno de miedos, de reproches por parte de sus abuelos, pues quedo embarazada muy joven, heredo la depresión por parte de su esposa. El embarazo no fue muy bueno, asi que cuando llego la hora de dar a luz. Los médicos tubieron que decidir o ella o él bebe, ellos eligieron al bebe pues por medio de los chequeos realizados descubrieron de que ella tenia una enfermedad incurable. Lucas sé que es muy cruel todo lo que le estoy contando, pero usted quería saber.
- Si pero usted me dijo que me iba a dar una novedad que me pondría triste y contento por otro lado, digame cual es lo que me iba a poner contento, el dinero acaso.
- No Lucas lo que lo va a pone r contento es otra cosa.
- Que es.
- Que su nieta vive, y lo ama.
- Donde esta dígame.
- Frente a usted, hola abuelo querido. Yo soy tu nieta mi nombre es María constantino, fue solo un detalle nunca preguntaste mi apellido
- .Mi chiquita dime que es verdad todo esto y no es un sueño.
- Es verdad abuelo soy tu nieta, la hija, de Mirta, nieta de Ana, nunca más volverás a estar solo.
Los días transcurrieron y María tomo la decisión en conjunto con los médicos de operar a Lucas, el también estaba decidido existían muy pocas posibilidades de que saliera de esa operación.
Pero Lucas quería vivir más que nunca, ahora tenía un motivo muy importante para seguir viviendo.
- Listo María, esta todo listo para operar a Lucas.
Lo llevaron al quirófano, María se despidió de el con un beso en la frente.
Adiós mi cielo. Dilo Lucas con un tono muy optimista nos veremos.
- Claro que si abuelo, te quiero.
- Chau mi chiquita.
- Chau abuelo.
Así se despidieron, las horas pasaron estuvo cinco horas en el quirófano, los médicos salían entraban, las enfermeras corrían y la expectativa de María se iba agotando.
Él medico salió del quirófano se dirigió a María y le dijo:
- La operación salió mejor de lo pensado, solo hay que esperar como evoluciona el cuadro. Solo debemos esperar Maria.
Los días pasaron y Lucas se recupero increíblemente. Maria estaba feliz de ver que su objetivo principal estaba cumplido recupero a su abuelo y la salud del mismo. Luego de esta situación Maria traslado al abuelo a su casa, el decidió poner todos los bienes a nombre de su nieta. Pero la licencia de Maria se terminaba ya no podía dedicarle el tiempo que deseaba y los cuidados que el necesitaba , entonces en común acuerdo con su abuelo, pautaron que el debería estar en un hogar de ancianos para recibir los cuidados que necesitaba. Maria siguió trabajando como siempre y Lucas ayudo a que se pudiera publicar ese libro tan esperado por Maria .ella gracia a eso, se hizo famosa, y en conjunto con el dinero que le dono su abuelo en vida, mejoro su status y la calidad de vida, se codeo con otro tipo de personas ,gente de la alta aristocracia, el día no le alcanzaba a Maria, Tres veces a la semana durante dos horas iba a visitar a su abuelo al hogar le llevaba las cosas que el necesitaba y tenia largas charlas, donde Lucas le contaba historias de antaño, pero cada vez le podía dedicar menos tiempo a esas visitas, pues no por mala voluntad, si no porque su trabajo lo requería así, se encontraba con excesivo trabajo, reuniones y escribía mucho, Lucas la apoyaba en todo, la alentaba y le daba fuerzas el le decía que no se preocupe por el, haga lo que tenga que hacer, que el se encontraba bien y a gusto en ese lugar, que estaba como un rey atendido.
Maria en todas sus corridas, idas y venidas, acelero su auto para llegar rápido a la conferencia, en donde debía presentar su segundo libro, ella abrió la pagina numero uno que decía.
Era un día verano, las agujas del reloj de la plaza, estaban estáticas, no se movían, el ambiente era pesado, casi inaguantable, la gente caminaba como s las piernas le pesaran, y de sus frentes caían gotas de sudor, como una cascada en un lago, ya no había un lugar donde se pudiera estar, el cielo se veía de un color diferente, rojo mezclado con violeta. Casi de un paisaje que no correspondía al lugar. Era ahí en esa plaza donde todos los días, miles de personas caminaban, soñaban, se enamoraban, pero además de eso también las penas cruzaban esa plaza, como sombras fantasmagóricas, penas y sufrimientos del, ¿pero quien es él?, Llámalo como vos quieras pero él existía, ahí, y era el reflejo de varios mas que estaban dispersos por el mundo.
Mientras Lucas agotado por el encierro en el hogar, y esquivando nuevamente a los médicos y enfermeras del lugar, casi escabulléndose por los arbustos y las flores del jardín, tomo la puerta de calle y dio marcha a su paso desgastado tardo cinco horas en llegar hasta la casa de Maria fue al patio ahí dentro de la bolsa de consorcio seguía su sobretodo, se lo puso se dirigió a su plaza, la recorrió de par en par, luego fue hasta las escalinatas de la iglesia se sentó, tomo una carta del bolsillo del pantalón, la sostuvo en la mano, elevo sus ojos al cielo, dio gracias a Dios, cerro sus ojos y con unas gotas de lagrimas que se desprendían de sus ojos casi sin darse cuenta partió a un mundo mejor..
En su mano se encontró la carta que fue entregada a su nieta.
Querida Maria, Gracias por conocerte, por ayudarme y por estar junto a mí,
Mi ultima voluntad es que seas feliz y que conozcas a la persona ideal que te cuide, que este siempre a tu lado y que sea tan maravillosa como vos, sos una de las mejores partes de mi vida, yo hoy debo partir, ya he aprendido la lección y tengo que encontrarme con mi amada que me ha perdonado y me espera, no estés triste por mi partida.
Cuando me extrañes ve a la plaza allí siéntate de noche mira una estrella que yo desde arriba te estaré cuidándote y escuchando todas tus cosas, te ama tu abuelo Lucas.
Fin de la primera parte.
derecho de autor reservado.obra inedita.
Autor Walter Alberto lalia. esta historia continua.

Texto agregado el 23-10-2004, y leído por 171 visitantes. (0 votos)


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