Lo encontrábamos cuando iba por el quinto cigarrillo de la tarde, recostado en la baranda del segundo piso. Desde lejos alcanzábamos a ver sus delgadas señales de humo, diciendo aquello que nunca nos diría con palabras
-Que tal?
-Acá
-Ocupado en los estudios?
-Claro...
-Te vez gracioso
-Hum?
-Pareces un funeral
(...)
Y así era siempre, hasta que se hacía de noche y cada quien partía por una vereda diferente sin voltear a despedirse. Volveríamos a existir al día siguiente.
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Texto agregado el 23-10-2004, y leído por 284
visitantes. (2 votos)
muy bueno muy muy bueno, un placer encontrarte besos lorenap
24-10-2004
Excelente. TheWillow
23-10-2004
A diferencia de sin nomedeplume no es la mente ingenua lo que nos va hacer entender el texto o no......simplemente es leer, ver una gran prosa (te felicito) y darse cuenta que se puede hacer mucho con tan poco......te aconsejo participar en las 500 bis es un concurso de cuentos cortos con menos de 500 palabras........en cualquier caso me gustó mucho tu texto Kurdt_07
23-10-2004
No entiendo mucho lo que escribiste...tal vez sea por mi mente ingenua SinNomedePlume
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