Carrera de fondo.

Ya se va para los cielos
Este querido angelito
A rogar por sus abuelos
Por sus padres y hermanitos
Cuando se muere la carne
El alma busca su sitio
Adentro de una amapola
O dentro de un pececito.
(Del Rin del Angelito: Violeta Parra)

¡Vecina! – el grito emerge de la puerta de calle, mientras la dueña de casa está sentada a su máquina de coser ya que debe entregar un pantalón que le pidieron colocarle un “parchecito” en la entrepierna.
Se levanta y sale para “ver que desean con tanto grito”
-Vecina, en el pasaje dos murió una guagua, al angelito (1) lo están velando, pero, usted sabe que cuesta hacer velorio y enterrar a quien muera, el papá del angelito está sin trabajo así que no hay dinero para llevarlo al cementerio, así que hacemos una colecta.-
La población es nueva, ha sido entregada a la rápida ya que “los marcianos” se tomaron todo un pasaje y no es posible sacarlos, así que el ministerio ha decidido entregarla aún cuando no ha sido terminada, solo hay dos de 4 habitaciones, es igual a un año la nueva población ya que sólo tiene 365 casas, allí ahora se hacinan 365 familias y no es difícil ver que alguien muere y los niños son los predilectos de la parca.
Abundan las diarreas, la tos convulsiva, los simples resfríos que en pocos días se convierten en mortales pulmonías que matan la vida de los pequeñines. Cada muerte, una colecta solidaria de la gente pobre, erogación que servirá para la corona, para la carroza, y “p´al gloriao” nocturno.
La dueña de casa, entra a buscar su chauchera y saca de ella algunas monedas, se las entrega a las personas que con la lista van de casa en casa buscando la comprensión.
“Es todo lo que tengo niñas” –les comenta- “
“No se preocupe vecina, si todos estamos como usted.
¿“Cuándo sepultan al angelito?”
“Mañana en la tarde, vecina, a las tres dicen que va a llegar la carroza”
“Acompañaremos a la familia cuando lleven al niño”

Las mujeres que van casa en casa se retiran para llamar en la casa del lado y así hasta completar las 364 casa ya que la 365 es la del angelito.
A las dos y media de la tarde del día siguiente llega la carroza, una calesa blanca, solo el conductor viste riguroso negro, entra a la casa y comienza a recoger los implementos usados en el velatorio, Los cirios y el gran crucifico, saca las coronas y las cuelga sobre los costados del carruaje, luego las flores y finalmente el padre y un pariente del angelito toman la pequeña urna blanca y la sacan de casa para colocarla suavemente en la carroza; el padre usa un terno oscuro se ha puesto una corbata negra y en la parte superior de la manga derecha una huincha de seda negra que quedará allí por un año, que durará su periodo de luto, la madre del niño viste negro.
- “¿Vecina, sabe si estaba bautizado el angelito?” –Pregunta una de las curiosas que acompaña a la familia en la tristeza.
- “Si vecina, anteayer lo llevó la mamá donde el padre de la Cristo Rey y lo bautizó, así que no quedó moro (2).
- “Que bueno, así no ira a parar al Limbo, quedando su alma en pena”.

Son las tres menos 5, al lado del carruaje mortuorio se ha colocado un hombre algo extraño, viste pantalón corto, calza zapatillas y su torso lo cubre con una camiseta, masajea sus piernas, es la primera vez que se ve este personaje.
Nadie dice nada por la aparición en el paisaje.
A las tres, se encienden los motores del micro y de los pocos autos que irán en el cortejo, llega una segunda micro, en el primer auto suben el padre y la madre.
El conductor de la carroza sube, y mueve las blancas riendas con lo que los blancos caballos se colocan nerviosos, son 4 los caballos que tirarán el carruaje. Chasquea la huasca (látigo) con ello lentamente se ponen en movimiento los animales que tiran el blanco carro. Sin necesidad de golpear a os animales estos comienzan a aumentar la velocidad hasta llegar a un trote que sin ser lento tampoco es veloz.
Al lado de los caballos se coloca el hombre que llegó con su tenida de maratonista, se coloca al lado y trota o corre al mismo ritmo de los caballos. Hay más de 10 kilómetros entre la casa del angelito y el cementerio, a ratos el hombre que corre se atrasa, pero, sigue el ritmo de los animales, pronto nuevamente acompaña a los caballos.

La tierra lo está esperando
Con su corazón abierto
Por eso que el angelito
Parece que está despierto.

En las micro van rezando las mujeres, una de ellas lleva un rosario y un misal, lo lee y las personas que van allí responden.

Alguien pregunta… ¿Y el vecino que va corriendo, no va entrenando creo?
“Parece que está algo rayado” dice otra
“No vecina, no esta tocado, sino ha hecho una manda…
Media hora de trote y ya se acerca la carroza al camposanto, finalmente llega y con los caballos, el corredor también llega, se sienta y al bajar la gente de las micros oye la respiración del hombre en un fuerte resoplar.
El niño fue sepultado, la gente regresó a sus casas en las micros, en ninguna regresó el corredor.
Apareció en el primer funeral y desapareció de ellos a los años cuando no hubieron carrozas con caballos por que fueron cambiados por autos y las nuevas carrozas marcharon a una velocidad alta que no permitió al hombre acompañar a los fallecidos, lo que si, nunca nadie supo el por qué.

1.- Angelito… nombre que se le da o daba a las guaguas (bebitos/as) cuando fallecen prematuramente.
2.- Moro……. Calificativo que se les daba a los niños no bautizados, al no estar adscrito a la iglesia católica, al fallecer va a ir a vagar en el limbo, lugar del que nunca saldrían para pasar al cielo.