Juancito Miguel, con 10 años de edad, andaba desde los cuatro en la calle, aprendió a pedir comida en restaurantes, y dinero en las avenidas, el único que se preocupo por el fue el viejo Ernesto, anciano recoge latas, que por lo menos le daba techo para dormir, el único deseo de Juancito, era conocer a su Madre, a la que nunca vio, pues ella lo dejo en el Hospital una noche, al año y medio e edad.
El viejo Ernesto, a pesar de ser un hombre duro de carácter, se preocupaba por si Juancito comía y llegaba, siempre deseo, que Juan encontrara a su Madre, era el deseo del niño desde que tenia conciencia.
Juancito a pesar de ser un niño que había vivido en la miseria era un muchacho, bueno, honesto y soñador con deseos de tener una Madre y tal vez un Padre con quienes poder vivir, deseaba una casita pequeña pero bonita, donde jugar con un hermanito e ir a la escuela todos los días con su uniforme y sus cuadernos para algún día ser un medico o quizás un abogado. Eso era lo único que pedía cada 24 de diciembre, como deseo al niño Jesús, mientras rodaban sus lagrimas junto al viejo Ernesto
El viejo Ernesto conmovido por el deseo que Juan pedía todos los años, decidió hacer el intento de conseguir a la Madre de Juancito, pues Acarigua era una ciudad pequeña dentro de Venezuela, la gente se conocía y el que no conocía la descendencia de uno por lo menos conocía a otro que tal vez si.
El viejo Ernesto dentro de su labor diaria de reciclar latas de aluminio de por los bares, barrios y casas, fue contando y preguntando sobre la historia de Juan, sobre quien podría ser su Madre, luego de un año exacto de rodar, preguntar y contar, como si fuere un milagro, se encontró con una Vieja Señora que conocía una historia similar a la que el viejo contaba, de una Madre que abandono a su hijo en el Hospital cuando tenía año y medio, esta anciana le dijo al viejo Ernesto donde podría encontrar la familia de esa mujer. El viejo Ernesto se fue hasta la población de la Florida a pocos Kilómetros de Acarigua, donde encontró la familia de aquella mujer, con quienes converso, la historia que contó Ernesto encajaba perfectamente con la Historia que contaron los familiares de aquella mujer, y sin preguntar donde estaba la Madre, Ernesto dentro de su emoción solo les dijo a esa gente que fuesen a buscar a Juancito Miguel, ellos accedieron a acompañar al viejo Ernesto hasta Acarigua para conocer a Juancito, allí estaba, en una avenida pidiendo dinero, ese niño que a pesar de todo, era un bebe que mantenía la alegría. De pantalones y zapatos rotos, franela sucia, Juancito Miguel mantenía su sonrisa mientras pedía limosna de carro en carro.
Era el sábado 24 de diciembre del año 2.000 a las cuatro de la tarde cuando el viejo Ernesto apareció en aquella avenida con las que era las posibles Tía y Abuela de Juancito Miguel, la señora dijo -son los mismos ojos- mientras lo miraba se asomaba una lagrima de los de ella, la mas joven dijo -es la misma sonrisa alegre e inocente, tiene que ser el hijo de Matilda- el viejo Ernesto Eufórico grito a Juancito del otro lado de la Avenida, ¡Juan aquí esta tu regalo, te lo traje, te lo conseguí, aquí están tu abuela y tu tía que te van a llevar con tu Mamá! Juan sorprendido sin pestañar con los ojos brillantes y llorosos miro al cielo y dijo _Gracias Niño Jesús_ y desesperado risueño y contento cruzo la calle para llegar al otro lado, solo que no se percato de el automóvil blanco que venia en paso cuando cruzaba.
Juancito cayo al piso, el automóvil iba muy rápido, su mirada quedo fija y húmeda, mientras en su rostro quedaba plasmada una sonrisa fija, la ultima... La Vieja Señora solo dijo, ahora ese niño estará con su Madre...
Hammurabi
Nota: Recordando la incomparable pluma del Maestro "Jose Rafael Pocaterra"
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