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Inicio / Cuenteros Locales / MARTHA_7 / LA ULTIMA VEZ

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Era tarde y los árboles bailaban al compás del viento y aun así el entorno se sentía caluroso. Mi casa quedaba cerca de la costa y a 2 casas más vivía mi novio, ambas casas con maravillosa vista al mar. Por otra parte mi novio regresaría a Europa para terminar sus estudios y yo tendría que quedarme para terminar los míos, pronto me quedaría sola, pronto él no estaría mas a mi lado.

Al llegar la noche y estando el ambiente caluroso decido nadar un poco en la alberca para refrescarme; al salir note que mi novio me miraba desde su ventana, miraba mi cuerpo desnudo, proyectando una mirada de deseos a realizar, volví mi mirada hacia él y ya no estaba, entonces reconocí su presencia al sentir sus profundos respiros en mi espalda.

En pocos momentos sentí sus manos recorrer, toda mi piel que junto con las gotas de agua, de mi cuerpo mojado suave y lentamente me excitaban, como si él grabara en su memoria el sabor de cada rincón de mi cuerpo; me dispuse a responder ese sentimiento pasional, eso que él quería volcar con eterno ardor.

Y sintiendo como me desgarraban sus besos todo el cuerpo,
Sintiendo como suavemente lamía mi cuello continuando hacia mis pechos y luego hacia mis curvas; mientras yo fui quitando toda su ropa, deslicé mis manos y con ellas y con mis respiros acaricie su pecho; mis labios recorrieron desde su cuello hasta sus partes más intimas. Entre besos profundos y el derroche de excitación nos transportamos a un entorno paralelo lleno de ardor, quitándonos el sentido de realidad; sentí calor, pasión; entonces él penetró mis ansias como el vaivén de las olas chocar contra el risco, mientras sujetaba muy firme mi cuerpo como sino quisiera que jamás se terminara la comunión de ser uno.
Sentí cada porción, de un todo placer en que mi entregara, como si su cuerpo se despidiera del mío; y con un roce continuo entramos en sensaciones que nos arrastraron a un éxtasis, de amor con sabor a placer; momentos continuos, que más que poseer mi cuerpo poseía mi propia alma. Y así fluidos de pasión y agonía, un orgasmo de mutua sensibilidad, que se sintiese eterna nos llevo al clímax de nuestra entrega, sensaciones jamás conocidas y entonces sentí correr sus ganas dentro de mí; fue morir, vivir una acción atenue, que siendo más que mejor que la primera vez, fue nuestra ultima vez.

Texto agregado el 22-10-2004, y leído por 113 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
08-11-2004 Esta bien, pero: no es demasiado erótico? cristo
 
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