Entramos en la sala
Nuestra frente suda frente a nosotros
Una vez más nos preguntamos, porque es lo que sabemos hacer en esos casos
No sabemos si reírnos de lo que sucede o llorar.
¿Queremos realmente seguir conociendo ese lugar?
Volvemos a sentarnos en la sala
No hay cigarros, ni mucho espacio para dar vueltas.
Nerviosismo en nuestras manos
¿Solos?
Se abre la puerta
No. No era para nosotros
Se cierra la puerta.
No era todavía el turno
(Secreto) Debajo de la silla esta la llave
para la otra puerta (Fin del secreto),
pero si miramos bajo la silla la espantosa secretaria nos echará para afuera.
¿Vale la pena tomarse el riesgo?
¡Espera un momento!
¿Nos dimos cuenta, no?
Ya descubrimos el lugar, ¿no?
Ahora si es su turno.
Al fin y al cabo, la vida es como una sala de espera, hasta que encontramos lo que veníamos a hacer en ese instante.
Texto agregado el 21-10-2004, y leído por 192
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Lectores Opinan
22-02-2006
El concepto/idea está muy bueno. Finch
17-05-2005
Me gusta el concepto y el sumario que representa la frase final. Muy bueno! Entreolvidos