Las balas de la guerra silbaron por encima de su cabeza mientras él avanzaba a pecho tierra pensando que la muerte tenia alas de pólvora y olor a mar.
Avanzaba hacia los objetivos de trincheras en compañía de la tropa sintiendo que las balas le rozaban el alma sin animarse a herírsela, tenía la sensación delirante de que estas desviaban su trayecto hacia su cuerpo para juguetearse un rato más con su vida, las oía centellear el aire y dejar su estigma mortal en la atmósfera para estrellarse en los cuerpos de aquellos amigos tan queridos del regimiento.

Aquella mañana vio con el pavor del limite y ensordecido por la explosión de una granada como algunos de sus amigos deambulaban como zombies buscando sus extremidades desgarradas en la arena y como el sol desaparecía ante las nubes negras de la muerte, vio como el mar y la arena enrojecían con la sangre derramada y como la muerte era una sombra enorme y visible en el cielo.

Fue entonces donde el regimiento llegó a terreno seguro después de haber franqueado minas y alambres de púas y haber perdido a miles de camaradas baleados en la playa.
Fue entonces donde oyó como un eco de la muerte las ordenes fatales del capitán de la compañía...

...Aquella tarde las trincheras fueron destruidas y los adversarios aniquilados y rematados en el suelo, se gastaron cientos de granadas, miles de balas y miles de muertes y se oyeron gritos de agonía que no dejaron de oírse hasta bien entrada la noche a pesar de la asistencia médica; él quedo vencido en el suelo temblando de pavor, recordando cada bala certera que su metralleta exhaló, recordando a los mas jóvenes morir de dolor y de miedo gritando un quiero volver y un no quiero morir conmovedor, vio regados en la arena a aquellos a quienes aprendió a valorar durante los días de entrenamiento en el fuerte, vio con un pavor nauseabundo a los gallinazos que rondaban el cielo en giros de algarabía y a los buques del ejercito llegar junto a miles de soldados que pisaban tierra en filas de rigor para tomar posesión definitiva del territorio ocupado, vio como los tanques también tocaban suelo y vio a las fragatas de guerra en el mar a lo lejos en medio del ultimo y mas hermoso ocaso de sol que llegaron a ver sus ojos.

Al amanecer se cuerpo fue cubierto con los honores de la bandera junto al de los miles de soldados caídos y sonaron las trompetas tristísimas y póstumas de la armada. Una bala en el pecho le robó la vida.