Hoy él, ayer él, por siempre él.
Jamás podré olvidarle y aunque llore,
el jamás sabrá que lloré por él;
Jamás entenderá el porqué de mi eterna noche,
oscura, siniestra, eternamente vacia, por él.
Jamás escuchará el quejido de mis voces;
nunca oirá el lamento de mi alma por él,
ni sentirá el quebrar de mi alma al decir su nombre,
pues nada nunca supo de mi amor por él;
porque grises y negros son mis colores,
cubiertos de llanto y de dolor por él,
porque el vacio y la soledad son mis sones,
y en el silencio de mis noches le recuerdo a él,
porque lloro triste y amargada por mis desamores,
y mi mayor tristeza y amargura es él,
pues lloro en la noche,
grito y llamo su nombre,
suplico y odio mis desamores,
ya que él no me oye
pues ama a otra mujer.
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