Me duele tu lúgubre mirada
dirección al infinito
viendo la luz rumbo fijo
que el otoño apaga. Hijo,
aparta ya la mirada
de ningún sitio.
No busques
más allá del mar consuelo
y presta atención al suelo
pues con este desconsuelo
fácil es que te asustes
al ver el gris del cielo.
Harto estoy de indicaciones
que sólo buscan revuelo
para el corazón de hielo
de un pajarillo en celo
de conocimiento e ilusiones
que no puede alzar el vuelo.
El otoño pinta el aire
entre ruegos y oraciones
mientras los peatones
tararean mil canciones
y saludan con donaire
a las damas de sus corazones.
Me duele tu lúgubre mirada
dirección al infinito
viendo la luz rumbo fijo
que el otoño apaga. Hijo,
aparta ya la mirada
de ningún sitio.
Las castañeras cantan castañas
calientes sabrosas y diferentes
calentando el paseo de las gentes
mientras siguen andando indiferentes.
El otoño mece las hojas
escritas con tristes palabras.
El otoño mece las hojas
que caen y se quedan en nada.
Texto agregado el 21-10-2004, y leído por 230
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Lectores Opinan
24-10-2004
el otoño se queda en nada...puede que no le pase solo al otoño. kayla
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