Recuerdo dónde dio el golpe
que rompió mi quijada.
Recuerdo el golpeteo de su voz
cuando no olvidó mis errores,
y aún arrepentida de lo que mal hice
debí pagar en el infierno.
Aunque no hubo golpes que molieran mis palabras
ni las muelas cedieron a ningún peso de su mano,
mi alma quedó marcada
con el sonido retumbante de los hierros
que vi venir por su garganta.
No sé nada del amor
y si es un juego la vida,
ya sus reglas no llegan a mover
la línea que puse en el lugar de mi moral.
El sufrimiento nunca sale
por el lugar del que se quiere.
¿Podrías haber sido distinto
si yo te hubiera amado más?
Pena siento por haberle puesto coto al sacrificio.
Soy el buey que escapó del matadero
y sigue recordándolo.
Pienso en los bueyes que quedaron
y no pudieron cubrirse
del yugo del amo que amaban,
viendo un machete afilado de macho.
No soy hermosa.
Soy la pena de los bueyes
cuando ya han pasado del camino.
21-10-2004 (01:30 antes de no haber dormido nada)
Texto agregado el 21-10-2004, y leído por 119
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Lectores Opinan
21-10-2004
Buenísimo, desgarrador... Increiblemente intenso... Mis estrellitas REGIE
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