Sigo esperándote...,
como la primera vez que tus ojos
propagaron la luz en mi monotonía,
como cuando mi mirada te busca
temerosa de ser desnudada,
como cuando la nostalgia me recuerda
que hubo otro tiempo y otro lugar...
Sigo esperándote...,
como el acantilado espera esa ola que lo azote,
como la árida tierra una salvaje borrasca,
como las uvas a la vendimia...,
como la sed el agua de un torrente seco...
Sigo esperándote...,
como cuando estabas lejos y te añoraba,
como cuando mi alma vislumbra ese destello,
ahogado por el pudor y el sinsentido,
como si fuese el último día para poder hacerlo...
Sigo esperándote...,
mientras te olvido queriéndote,
mientras te acercas y yo te alejo,
mientras te alejas y yo te abrazo,
mentras el principio y el fin
discuten acaloradamente...
Y sigo esperándote...,
como si lo hubiese hecho siempre,
sabiendo que nunca vendrás
y aunque lo hicieras,
sintiendo el miedo de no poder estar...
Y aunque sigo esperándote,
mis deseos de no hacerlo aumentan,
sabiendo que me arrancarás un trozo del alma,
sin ni siquiera darte cuenta,
reduciendo mis sentimientos
a algo poco más o menos vulgar
que la función de un circo ambulante...
Y supongo que seguiré esperándote,
ahora que tus ojos han sustraído de mi alma
esa preciosa materia
de que se construyen los sueños:
la esperanza y la certeza de un sentimiento
frente a las pruebas materiales que lo desmienten...
Mientras sigo esperándote
soy consciente de lo asombroso que resulta
el estar absolutamente segura
de que conservaré tu recuerdo siempre,
aún sin tener la posibilidad de conocerte...
¿Estoy loca? Tal vez...,
pero jamás me importó...

(20/07/00)