Deseo romper con las fronteras
de ese alter ego que me abruma
trizar con un golpe su dureza
y escapar a las vidas más internas.

¿Por qué no?
¿Me hablas a mi?,
¡Y me insultas, infeliz!
Silencio, ahora sí
pido, anhelo silencio.

No dejaré de llorar
sólo porque sé que un día
se me acabarán las lágrimas
(sería casi como perder).
¿Y qué importa? Nada
Eso decía yo cuando
en la fornicación misma,
en la euforia excitada,
en la rabia contenida
por diez siglos, o más,
cuando aún creía estar
dentro de mi mismo,
alegre incluso de ser un "yo"
escribía, garabatos sin sentido
baba hervida en un pubis agrio
¡Eso era yo! No
Eso no era yo, ¿me entiendes?,
es algo así como soñar contigo
y conmigo frotándonos las espaldas
sentados en el estiércol de ese perro
eso, justamente eso.

¡Que no me grites!
¡Cierra de una vez la boca!
Tengo sueño, mucho sueño
Debe ser el café
(que no sepa, es el cigarro).
Amor, déjame terminar esta cosa
que no logro entender nada
y vamos a crear de una vez
por todas.