El problema del absurdo es que se escapa hacia todos lados sin posible previsión alguna. ¿Dios violaría toda cohrencia y lógica para mediante el absurdo producir algo imposible, y luego deshacerlo causando más daño del que se había producido sin su intervención? ¿Para que su intervención sea inútil?
Jamás lo habría imaginado. Pensé que era imposible que sus dos ojos clavaran mirada en mí, que se acercara y decidiese sentarse junto a mí, por eso cuando sucedió yo estaba resignado a que no habría de pasar, pero siempre con un pié apoyado en el absurdo. La miré sentarse, y silenciosamente la cabeza hacia adelante sin más que escuchar música con su discman. Supe que fue absurdo, no podía creerlo, era testigo del absurdo que viola toda lógica.
Si Dios hizo este esfuerzo por mí, yo puedo hacer otro mucho menor. Escribí un "hola" en un papelito, le toqué el hombro llamando su atención y al mirarme sorprendida, se lo di. No entendía nada, lo miró, me miró a mí, puso una cara y se levantó.
Ese día el que no entendió nada había sido yo parece ser. La perspectiva del tiempo me dio a saber que el mismo absurdo que realiza lo imposible es el absurdo que hace esfuerzos en vano, deshaciendo lo imposible hecho verdad con la misma incoherencia con la que lo hizo.