Hoy soy un dichoso general
pues al ejercito de emociones
le ordeno regresar…
Las condeno a cadena perpetua
en los rincones de este pecho insigne
en los solitarios vestigios
subterfugios de mi alma
que cada dia, cada segundo
van llenando sus placeres
con seres, cadáveres
de la vida, interpretes
y por si fuera poco
hasta cabida para un latido más.
Los condeno a vivir para siempre
en esta casa de materia orgánica
lista para ser servida
en la bandeja del recuerdo asesino
que se deleita plato tras plato
hasta acabar con la propia alma
con la propia miseria de abir los ojos
y no contar con esta utópica realidad
con el vuelo falso que traen
los ojos cerrados al infierno de la inmensidad
del trivial encanto de estos días
que mas que mal el sol ha traído para mi
y los ha llenado de satisfacción plena
dicha gracia temporal
que recorre ahora mis venas
y las tranca con tanta esperanza
las ahoga con tanta sencillez.
Las hincha con toda templanza
y las amarra con viveza y timidez.
No hagan de mi un ser belicoso
un idiota más que culpa al villano
un perfecto canibal humano
que buscando culpables
devora en odio
al homo sapiens mas cercano
y lo hace en busca de paz,
injustamente,
lo trapea en esta tierra,
la faz…
No hagan de mi un insurrecto
Que desafíe las leyes divinas
de la existencialidad
de la propia máscara plena
que trae consigo la vida
y la genialidad.
No me hagan un inquilino,
de la mismísima miseria
un ciego a esta evidente
magra y conspicua soledad…