La gente mayor, aduciendo que su gusto por la lectura no decaía en lo más mínimo con los años sino que se incrementaba en grado sumo, se concertó en una multitudinaria convención internacional para hacer una petición a todos los medios de comunicación impresos que se refería al agrandamiento de las letras de todos los escritos. Como era necesario estandarizar esto, se estableció que existirían publicaciones para la tercera edad con letras enormes, (arial tamaño 28 para que ustedes tengan una idea) de tal suerte que los ancianos ya no tendrían que usar esas tremendas lupas para interiorizarse de las novedades de la prensa o de los best seller del momento.

Todo ha resultado a las mil maravillas. Ahora, el clamor de los ancianos se hace sentir por el transporte de dichos medios comunicacionales…