El miedo, a veces, me hace olvidar
que una lágrima a tu lado
es como un bello amanecer,
que permite vislumbrar
a través de los cristales empañados,
la luz que permite posicionar
cada cosa en su lugar...
La ansiedad se convierte
en la dulce calma de un amor
que no entiende de barreras,
y la inseguridad se torna esperanza
cuando tus expresivos ojos
se detienen en mí...
Yo sólo sé que mis sueños
comienzan donde los tuyos,
que mi alma se completa
con un atardecer a tu lado,
que mi tristeza acaba
donde empieza tu alegría...
El único dolor que me alcanza
es el temor a tus decepciones,
y la única pena el no poder
darte todo lo que deseas...
Nos quedan infinidad de cosas por aprender
pero la vida resulta ser
una apasionante aventura contigo...
Te amo con la dulce calma de la eternidad,
por el infinito tacto de tu piel,
entre las penas y alegrias que nos empujan
a caminar con nuestras manos entrelazadas...
Quiero aprender el amor más puro y sincero,
con la emoción a flor de piel siempre,
con la expresividad que desprendes
como un chorro de agua fría
en un desierto interminable...
Y a veces pienso que no estoy
lo suficientemente agradecida a la vida
que te empujó a mis brazos sin vacilaciones,
y aunque me duela imaginarlo sé,
que por muy lejos que estés,
por muchas cosas que nos sucedan,
por mucho que se alejen nuestros caminos,
somos dos almas gemelas que se cruzaron
y siempre existirá ese sendero
que nos lleve la una hacia la otra...
Te amo como la primavera a las flores,
como el guerrero a su espada,
como la sangre a las venas,
como nunca creí que se pudiera amar...
Y todo lo que escribo me parece poco
cuando el alma me chorrea
como una cascada salvaje
en una selva tropical...

(22/07/00)