Ese esposo, un mal nacido que no conoce mas que la parranda, que por casualidad se acuerda de sus hijos, que a chocado cuantos autos ha querido, incluso con sus niños, desaseado, una mierda de hombre.
Transcurren los días y no hay mejoras, peor, los exámenes son extenuantes y dolorosos, solo la tranquilidad de su rostro me puede animar, para que hablar de costos, 400.000 por día es un dineral. Yo le quiero donar mi riñón, pero no tengo compatibilidad, de que sirven mis intensiones, y no obstante tendría que pagar la intervención, que beneficios son aquellos en los cuales el donante tiene que pagar para darle un poco de vida
a otra persona, es un verdadero chiste tan común en un país que se dice potencia a nivel internacional, pero en salud es tan pobre que apenas pisa los talones de un país subdesarrollado.
El desenlace es tan obvio que ya no es solo miedo lo que me envarga, sino también decepción, un estruendo justo en mi mente.