La micro siete está cada día menos solicitada, sino fuera por unos estudiantes del colegio inglés yo viajaría sola a juntarme contigo. Por mientras miro mis mismos zapatos de todos los días e incluso el mismo pantalón de hace casi una semana, y no es por falta de ropa, sino de gusto para vestirse para no decir que es flojera en realidad. Mi pelo está en el esplendor de su naturaleza y esta casaca café de evangélica con la cual me llaman señora en el súper me acompaña este día de sol y nubes. Allá voy, espérame sólo unos segundos. Me paro y tocó el timbre del bus para que se detenga en mi esquina, “Sí, en la esquina por favor, gracias” Esa en que comienza mi avenida tan larga como llena de recuerdos. Mi pies se posan sobre el cemento solitario, uno, dos, tengo los pies en la tierra pienso y me rió. Tú me esperas entre los árboles. Miro el frío gris del suelo, juego con mis cosas hasta que llegas y nos envolvemos después de dos o un día sin vernos. Me abrazas y te respondo. Tu perfume volvió, con él los recuerdos de días de primavera de hace más de un año…ya sólo quisiera soñar o dormir respirando en tu cuello, pero tenemos que seguir viviendo, ¿o no?


Con cariño para Pantalaimon