El punto para abajo. El punto para abajo. ¿Cuántas veces lo tengo que oír? "Si eres rubia eres tonta" debe de ser el axioma fundamental de la empresa. Lo he oído mil veces: "el punto para abajo". Ellos siguen erre que erre. Ya escucho la frase como si fuese un insulto personal. Sin embargo, cada vez que salgo y veo que no hay punto (sé que es una tontería, pero siento cierto alivio). Me han metido el miedo en el cuerpo. No creáis que no conozco mi trabajo. Sé de sobra que el punto va para abajo, pero otras veces pienso que estoy muy bien como estoy, sin tener que preocuparme por el dichoso punto. Aunque sé que tarde o temprano tendré que enfrentarme a él y hasta ese día no alcanzaré el respeto de mis compañeras. Hasta ese día no me mirarán como a una veterana que volvió invicta de su batalla con el "punto". Algunas compañeras creen que el punto tiene algo diabólico y que por eso siempre va para abajo. Si fuera hacia arriba sería inofensivo, pero tiene que ir hacía abajo. Otra extraña casualidad. La leyenda del punto tiene algo de cierto y eso lo he visto yo. He visto a grandes mujeres derrotadas ante el poder sin límite del "punto", convertidas en un manojo de nervios inservibles. Dicen que te bloquea la mente, te hipnotiza, te borra la memoria y la voluntad. Te aniquila, pero sólo si sabe que le temes, huele el miedo como los perros. Se podría clasificar a las mujeres en dos grandes grupos; las que son capaces de enfrentarse al punto y las que no.
Hoy tengo un mal presentimiento, algo maligno flota en el aire, creo que va a ser el día de mi primera batalla. Todo está listo. Soy la cuarta, siempre soy la cuarta, la cuarta nunca ha sobrevivido al punto. Es mi turno. No quiero que haya punto. Hoy no. Agarro la medalla de San Antonio con fuerza, casi me duele. Se alarga el tiempo, se para. Miro la chuleta de mi mano "el punto va para...", se ha borrado con el sudor. ¿Qué voy a hacer? Como haya punto estoy perdida. Está aquí. Viene hacia a mí girando en espiral como riéndose. Ha esperado al día en que las fuerzas me abandonaran para presentarse. Tengo miedo. Tengo miedo de desmayarme. Voy a fallar seguro. ¿Para dónde demonios iba el punto? Leo en una pizarra de salvamento "EL PUNTO VA PARA ABAJO". Todas las precauciones son pocas contra este enemigo implacable. Se precipita el mundo.
- Unidades de millar.
- El seis - digo con mi sonrisa perfecta, mientras se me clavan mil miradas infladas de envidia.
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