Vicente Huertas siempre había calculado sus acciones, siempre había medido su comportamiento para sacar fruto y alcanzar sus objetivos. Su vida era pura estrategia para cruzar las metas que se había propuesto.
Es normal que la mayoría de la gente tengan sueños, proyectos que nunca se realizan. Lo anormal en Vicente Huertas era no coronar las cumbres. Nada, ni nadie le había apartado del camino que quería recorrer.
La noche que Vicente Huertas conoció a Nuria Muñoz, no tuvo tiempo ni para despejar la extraña ecuación que te dice que uno mas uno no siempre son dos. La pasión le rellenó la cabeza y no supo, ni pudo calcular, porque se le secó la boca y le sudaron las manos y le temblaron las piernas y la angustia se cosió en un hueco que encontró en el estómago.
La noche que Vicente Huertas conoció a Nuria Muñoz trocó todos sus planes, metas y proyectos por el anhelo de alcanzar un beso, principio de una cadena que les uniese.
Vicente Huertas esa noche se convirtió en un insensato... ¿no?