Su particular tono oscuro de callejón,
su melodia con voz de son,
le dan a David su dulzor
en el mar salado de mi corazón.

Intenso sabor, que reluce mi amargor,
una noche me marcó,
inundando mi dolor
con su espina me clavó,
sin dejar brotar la sangre
de la herida que surcó mi corazón,
emanando un ruiseñor,
que entre nubes conquistó
mi sin razón.