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Nunca pensé que esta vida seria tan especial e importante, de verdad hasta el último momento dude en “convertirme”…Ja! pero pensé [bueno la verdad me pregunté] Quiero morir algún día? Quiero envejecer como y con el resto? Bueno y es por eso que lo hice, por las respuestas a esas preguntas fue que me deje abrazar sin ningún otro obstáculo alguno; La verdad aún lo recuerdo, de hecho hasta sueño con aquello, fue una noche tranquila como cualquiera, pero la luna…la luna estaba bella [más de lo habitual], además de brillar particularmente, como invitándome a algo, como mostrándome el camino a algo que nunca pensé posible, pero que ahora venía a mí sin más ni más.
Era tarde y quería estar sola, me tiré en el suelo [bueno en el pasto, pero al fin es suelo igual] mirando la luna, fijamente, cuando después de un largo rato, sentí que alguien se acercaba lenta pero decididamente hacia mí. Y efectivamente, era un ser [digo “ser” porque en ese momento no sabía que era] alto, muy alto, delgado, sin ningún color en el rostro…la verdad sin ningún color excepto en su boca, estaba roja, de un rojo que solo una cosa puede tintar de esa manera…Sangre [Sí! sangre]; me asusté, pero en su mirada había algo que me gustaba, que me enloquecía [más de lo que estaba, que me mostraba muchas cosas, las que siempre anhele pero que no habían llegado…hasta ahora.
Me tendió la mano, me levantó muy suavemente, me rodeó con sus brazos, acarició mi cabellera, mi rostro…mi cuerpo. Volvió a tomarme la mano, pero ahora fuertemente como queriendo decir que ya le pertenecía, quedaba algo de gente en las calles, y cuando las vio procuro aferrarme más a él, como diciéndoles que nadie me mirara o tocara, que yo era de él…y el de mí. Fue así como empezó a pasar la hora, ya casi no quedaba nadie en las calles, la luna estaba despampanante, y él…cada minuto más hermoso.
Como a las cuatro horas de haber estado junto a él, miró la luna…y yo lo seguí [esa fue la última vez que miré la luna como mortal], después de eso, lo sentí más cerca que en toda la noche, me abrazó [literalmente] me miró a los ojos con una especie de dulzura diabólica, me tomo las manos, me beso [ufff aquel beso]…fue el beso más cálido que me habían dado, me sentí querida y deseada a la vez. Fue mágico, fue increíblemente genial. Luego de aquel largo y cálido me soltó de las manos, acerco su uña [la del dedo índice, que era la más larga y afilada de todas (sus uñas)], tomó su muñeca e hizo un corte, el preciso del cual ahora me tocaría beber…su sangre; estaba muy nerviosa, tomó mi rostro con dulzura y rapidez y me acerco su muñeca…abrí lentamente la boca y me deje llevar por él, todo lo que yo era se lo entregaba, que él hiciera de mí lo que se le hubiera ocurrido. Fue entonces cuando bebí de él, por primera vez en mis labios, por primera vez en mi cuerpo sangre ajena, una sangre que me llenaba más que alimentos, más que una bebida, era lo que siempre había esperado para llenarme. Y fue entonces después de unos minutos cuando alejo mi boca de su muñeca.
Hizo esto varios días, y después de cada uno de ellos, había cambios en mí, ya no era un “mañana debes venir”, era ya un “quiero que sea mañana, para estar contigo”; emociones, sentimientos, deseos compartíamos todo, él era perfecto, era algo supremo para mí, con solo mirarme comprendía que me pasaba, con escucharme sabía que quería…con leerme sabía cuales eran mis dudas. Y así yo ya estaba cambiada, ya no era la misma de antes, no era la misma estudiante que quería surgir y que por alguna razón adoraba la noche y consigo la luna, aquella luna que tanto amaban y que tanto observaban cuando terminaban de hablar. Ahora era, por decirlo así una vástaga, y él era mi todo.
De día normalmente dormíamos, sino tratábamos de ser más normales y que el resto de la gente no sospechara, sin embargo de noche, de noche éramos simplemente nosotros, aquellos que se alimentaban de un líquido de color rojizo que llenaba nuestro ser, aquello era lo que nos hacía vivir era implemente…Sangre.
Una noche ambos estábamos algo casados, no queríamos cenar [no en ese momento al menos] queríamos hacer algo diferente, mirábamos la luna, y me abrazó por la espalda, me besó, sentí que me llevaba a la cama, que de una manera diferente quería hacerme suya, y así fue…nuestra primera vez [claro primera vez mía, pero también de él…conmigo] sentí que me deseaba y yo a él, que lentamente de un beso como otros me hacía suya, unía su cuerpo al mío, dos cuerpos haciéndose solo uno. Cuando terminamos me abrazó como nunca, y yo a él [otra vez] quise decirle muchas cosas, pero solo pronuncié un “Gracias, Te quiero Mucho”, y lo besé. Con un gesto de aprobación, y queriéndome decir lo mismo sonrió, por primera vez ante mí veía su sonrisa, una expresión casi muerta en él. Pero me la estaba dando a mí, a mí su eterna compañera…su esclava. Yo estaba muy cansada pero me pidió unos momentos más junto a él [despierta], y así fue mi segunda gran experiencia junto a él, me hizo beber de él, de su muñeca…y acto seguido bebí yo de él, fue algo mágico, natural, y definitivamente simbólico…un vínculo de sangre. Me sentí tan querida por él, que ante tanto cariño y amor solo pude decirle “Tu sangre, mi sangre…nuestra sangre”…
Y esa era mi historia, bueno nuestra historia…la de un master y su discípula o su esclava, que siempre estuvo y estará agradecida por él, el hombre que le mostró una nueva vida, una nueva manera de vivir...

Texto agregado el 17-10-2004, y leído por 148 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
29-10-2004 Guau. vaerjuma
17-10-2004 desmitificador larsencito
 
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