La puñetera manía que tenemos los humanos, de mirar con rareza lo que no entendemos, o las “ desgracias” ajenas.. No sé, si vemos: un ciego, un cojo... nos da siempre por mirarlos.. Pero nos hemos puesto alguna vez en su piel. A razón de esto, os cuento:
Mi hermana pequeña, por la cual siempre he tenido un afecto especial, es sorda.
Yo al hablar con la gente, siempre digo que la admiro mucho, por su saber estar y por todo lo que a conseguido a pesar de su “discapacidad”.En casa, cuando vivíamos en familia juntos, las tres hermanas y mis padres, siempre teníamos todos un cuidado especial, por mi hermana pequeña, siempre con la coletilla que nos decíamos en la mente, es que es sorda. Es como un instinto involuntario de protección que te sale como sin querer; El otro día precisamente pensé mucho en todo esto, cuando fui al otorrino, claro con todo lo que te hacen esperar en las salas de espera te da tiempo para pensar mucho. Una vez entro, nada las preguntas de rigor, pruebas con unos auriculares, mas preguntas, otra prueba, mas preguntas.. Y ya, el susto final, USTED TIENE: los oídos de una persona de 70 años, teniendo en cuenta que tan solo tengo 28, el médico estaba bastante preocupado, por la rapidez en que había tenido la perdida de audición. ¡Plooff!,..Típico el doctor pobre, lo primero que me dijo, no debes asustarte..Mmm, suena mal, entiéndeme,¡ no te asustes! ( yo me asuste un pelín). En síntesis y por protocolo como el mismo doctor me dijo, me esperan montonazos de pruebas más... Salí de la consulta como desplomada, casi sin fuerzas, diciéndome, que la belleza de las cosas no me sonarían igual.
Una vez una amigo me dijo: no es lo mismo no tener algo, que tenerlo y luego acostumbrarte a vivir sin ello, cuanta razón tenía, porque por mucho que uno se ponga en la piel de alguien con sus carencias.. No es lo mismo hasta que las pasas en tu misma piel, tal vez se hace uno mas consciente...