Si existiera Dios,
una nube formaría una hoja de menta
de borde afilado,
meneando su quijada en verano.
Si existiera y me quisiera Dios,
no sabría del silente homenaje de la muerte,
goteando en mi cántaro de angustias.
Si un día despertara y me sostuviera
ese Dios presunto y ausente,
de mis noches de culpa y escarnio;
quisiera sólo que sobre mi hombro caído
depositara su tibia mano soleada
y no me dejara mirarlo.
Texto agregado el 17-10-2004, y leído por 119
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
30-06-2005
Muy bonito Lord_Vader
17-10-2004
Bella forma de expresar tu necesidad inherente de hallar a tu dios. Buen poema. el_rey
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