Quisiera que mis fuerzas no flaquearan,
que mis ilusiones no me abandonaran,
que mi calma cobijara aún vida,
que mis sueños resucitaran...
Pudiera seguir existiendo en la locura,
seguir buscando la belleza escondida,
seguir latiendo mi alma sin vida,
disfrazar de sueños mi agonía...
Desearía no dar por terminada mi batalla,
empuñar la espada delante del miedo,
abrazar mis dudas callando un "te quiero",
adornar mis noches con lágrimas vivas...
Invoco el murmullo del aire refrescándome,
la libertad de mi alma embriagada de nostalgias,
la paz de un sosegado sueño sin sobresaltos,
el fulgor de un rayo de vida desbordándome...
Predico la sonrisa tierna de un despertar,
la luz de unos ojos haciéndome brillar,
el recuerdo vivo de un amor sin fin,
la locura exacta de evitar el no sentir...
Me niego la pena que deambula de puntillas,
los miedos que silencian mis preguntas,
los abrazos extinguidos en mi frialdad,
las lágrimas que se sumergen en mi mar...
Me sorprendo vagando entre la niebla,
deambulando desnuda por tu playa,
esperando recordar un horizonte,
ansiando ver con vida mis acciones...
Me reto una vez más a liberar mi alma
de los oscuros barrotes de la indiferencia,
de la escarcha de noches solitarias,
inundadas de esa absurda nostalgia...
Y olvidada en un mundo que no vivo,
navegando océanos de ficticia espuma,
admirando amaneceres de sombras lejanas,
bebiendo a sorbitos mi pasado sin vida...
Comprendo una sonrisa de tus labios
que ignore la tristeza de mi vida,
comprendo el brillo de tu mirada
cuando se refleja tu alma en la mía,
comprendo la riqueza de una vida
reflejada en mis sueños en sequía,
comprendo que te inquiete mi presencia
cuando le digo adiós a la vida...
Pero no comprendo que una lágrima mía,
codicie un hombro sin hallarlo;
no comprendo la decepción de unos ojos,
que no creen en mí cuando caigo;
no comprendo que mi mundo se desvanezca,
cuando necesite un apoyo unos segundos...
No comprendo la vana fe
que vacila ante mi humanidad...
(Alivia tú mi tristeza, si oyes mi grito...)
(14/10/04) |