Mi mente desdibuja el tiempo
reflejando en mi mirada
destellos de indudable soledad...
Mi humanidad diviniza tu existencia,
insensibilizando mis miedos
hasta reducirlos a una espera
en la que se sumerge mi batalla...
Mi reloj se detuvo en tu abrazo,
inundándome de una vida
cuya sublime existencia
vive en un certero pasado,
que desea ser presente...
Tu ternura seduce mi soledad
y tu distancia tan cercana,
roza los limites de una cordura
que conservo a duras penas,
cuando te siento a cada instante,
sin que estés..., pero inundándolo todo...
Paisajes maravillosos que se suceden
con tu bella mirada siempre de fondo,
brillándome en el alma...
Miedo de subestimar tu magia
por espejismos pasados,
de dudar de tu existencia
por decepciones vencidas...
Miedo de no encontrar
tus huellas en mi incierto destino,
de abrazarme a la almohada
sin que estés observándome,
con esa sublime dulzura
que traslada todas mis dudas,
reduciéndolas a cenizas apagadas
por riachuelos de vida sentida,
más allá de los límites
de esa mente que me susurra
todos estos miedos...,
mientras mi alma sigue abrazándose
a tu bello existir...
Me abrazo a esa naturalidad
con la que tu vida se derramó
en mis ilusiones infundadas...
Te siento tan cerca
que mi universo se plantea
todas las certezas,
alabando tu magia..
Te quiero porque sin pretenderlo,
al recordarte..., me brilla una lágrima
en la que sigues atrapada...,
esclava de mi melancolía...,
dueña absoluta de mi soledad...
Gracias por rescatarme de este mundo...
(13/10/04) |