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*Son RELATOS:

"Durante el viaje se canta y charlotea;
los islotes están frente a la costa,
más allá de la Isla, y el viaje es largo".
Knut Hamsun.



LLEGO TARDE

-Llego tarde... Sí, bien, hasta luego, cariño!
Acababa de hablar con ella cuando las primeras gaviotas de la tarde se posaban en la orilla. Las olas elevaban una tenue cortina de bruma entre los acantilados y dejaban su rastro iridiscente sobre la arena mojada. Era la misma playa en que se conocieron, donde transcurrieron sus cuatro veranos de noviazgo enamorado. Después de casados también siguió siendo aquel escenario el testigo de su amor, pero sólo durante el primer año, en los otros cuatro siguientes se hicieron mayores, se volvieron más serios de repente.
Sin embargo hoy no se bañaría como venía repitiéndolo con regularidad cada viernes noche desde hacía casi un año. Siempre había mantenido esa sana costumbre de rubricar con deporte la jornada semanal, primero en la piscina y, avanzada la primavera, en su playa preferida. A Nelly, sin embargo, aún no le había confesado que de nuevo frecuentaba la playa, ella seguía convencida de que acudía al polideportivo municipal. Desde que se trasladaron a Thöodar para estrenar aquella reciente urbanización algo comenzó a cambiar, empezó a sentirse incómodo dentro de aquel enorme chalet, como si tanta confortabilidad no compensara lo suficiente el sacrificio al que la cruel hipoteca le sometía. Así empezó a engañar a Nelly, con pequeñas mentiras, por ejemplo en el precio de la casa, la cantidad excesiva de dinero negro que hubo de entregar previo a la compra siempre fue un hecho oculto para su esposa. Por supuesto que también permaneció ajena a los favores cobrados por la secretaria de la Promotora. Monique era una secretaria especial, con un tipo más apropiado para modelo de pasarela que para dejarlo macerar tras el despacho de una oficina, no era extraño por tanto que crecieran los negocios de la inmobiliaria. Además sabía emplear cada uno de sus convincentes recursos a la perfección, desde el principio dominó y estableció las cláusulas pendientes de aquel nuevo contrato.
Llevaban viéndose y manteniendo aquella relación escondida durante todo ese tiempo, sin que su mujer tuviera siquiera la más leve sospecha. Hacía apenas una semana que Nelly le había descubierto restos de arena en los bolsillos del pantalón, también en los zapatos; a él no le quedó más remedio que traer a colación el recuerdo de la cercana playa de Thöodar y los inolvidables veranos disfrutados allí. Pero en el fondo le molestaba tener que mentir así. Se encontraba acosado, de un lado, por la extorsión sexual de la secretaria, ávida por satisfacer los beneficios de su tributo y, de otro, por el asedio moral que se infringía a sí mismo, que le removía las entrañas y hacía tambalear sus cimientos al no hallar escapatoria posible...
-A nadie le amarga un dulce...-, pensó en un principio, pero a Nelly la amaba y aquella situación amenazaba con transformarse en una insoportable indigestión.
Aquella sería la última vez, había decidido poner fin a aquel chantaje consentido, así que esa tarde se citaron como un viernes más al borde del acantilado, sobre la playa. Llegó antes que ella y se cuidó mucho de dejar visible el automóvil en lo alto, luego se alejó un poco para esperar junto a los arbustos. Aquella lenta eternidad no le pareció tanto cuando escuchó a lo lejos el motor del coche que llegaba, como siempre había aparcado fuera, al otro lado de las dunas. La última luz del día se apagaba, difuminada entre la película de bruma que ascendía, espesa. Las siluetas del vehículo y de la chica se recortaban, oscuras, sobre el acantilado, contra el cielo del horizonte... Fue entonces cuando saltó de su escondite y, en apresurada carrera, arremetió desde atrás contra el cuerpo de la mujer. La empujó con un golpe sordo, con fuerza, contra sus espaldas desprevenidas. La noche le impidió verla caer por el acantilado, ni siquiera oyó las olas en su batir incesante, abajo sólo imperaba un silencio frío que le hizo estremecer...
Regresó a casa por la carretera vecinal sin lograr reponerse, era pronto aún para percibir el alivio de haberse desembarazado de Monique y su malévola tiranía. Ahora nada impediría la completa dedicación a su familia, lo había hecho por Nelly, por la felicidad de su amor naufragado, no habría nunca nada que explicar. Trató de inspirar hondo al volante para calmarse, sin conseguirlo. Las luces de Thöodar tiritaban, intermitentes, cuando entraba ya a la población, ni siquiera el escaso tráfico nocturno le devolvió la sensación de tranquila serenidad que ahora necesitaba. Estaba tan nervioso que hasta le pareció cruzarse con el coche de la secretaria cuando ya enfilaba la avenida de entrada a la urbanización. Aceleró mientras su inquietud iba en aumento y un largo escalofrío tomaba forma de mal presentimiento. Acabó por aparcar de cualquier manera, se apeó y entró en la casa como una exhalación sin dejar de gritar...
-...Nelly, Nelly! …¡Oh, Dios mío, Nelly, no, no!...
Notó el vibrador del teléfono móvil en el bolsillo de la americana...
-...Llego tarde, amor!-, al otro lado la voz de Monique sonaba cadente, sin estridencias.



El autor.
tamargoluis@yahoo.es

*”Es una Colección de Cuadernos con Corazón”, de Luis Tamargo.-

Texto agregado el 16-10-2004, y leído por 127 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
18-04-2005 .... carajooo, ajjaa.... si ya lo digo yo, llegar puntual no es bueno, jajaa.. un susurro* (me gustaría mas con nombres en español. No sé tanto nombre inglés a veces me da la sensación de leer a Corin Tellado...) susurros
09-02-2005 Escalofriante, hermoso y macabro a la vez. Buena combinación y muy bien escrito. Saludos y estrellitas. anitalu
28-10-2004 La idea es buena, y creo que has sabido desarrollarla sin que el lector pierda el interés en ningún momento. Particularmente me has recordado por un momento una de mis películas favoritas "Rebeca" de Alfred Hitchcock. Y no porque la historia sea la misma sino por el famoso acantilado que Laurence Olivier peligrosamente observaba con mirada perdida. Bueno, no me desvío de tu tema......Vuelvo a darte la enhorabuena por este relato y mis estrellas. Saludos. claraluz
 
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