Cuando seamos algodón con un aire a dulzura y una pizca de amarillo podremos decir que todo es ahora.
Todo homogéneo, pero de una forma única. Cada punto relleno con paletas de emociones, junto a las pulguitas que dejamos atrás. Y navegarán barquitas en un mar de lana con luces de colores (todas estivales) adornando sus velas.
Puedes beberte la lana y embriagarte con o en ella si quieres. Mientras que yo toco el piano al ritmo de unos cuantos violines desafinados, que agitan las hojas de otoño pintadas de nieve. El ritmo aquí no es solamente notas, oh no señor, de ser así !!que asco de lugar!!
Fíjate que si seguimos observando las partículas qe tenemos en el ojo, pasan a ser nubes que van desde el amarillo y el rojo hasta los verdes y azules con chispitas de puntadas e hilvanado.
Los elefantes se desentonan quedando hechos esferas asimétricas que revotan pasando a llevar la física.
Las manos se retuercen, se acarician, se golpean, y se entrelanzan haciendo una manito.
Los copos de nieve se congelan y quedan como cálidos (aqui las contradicciones no existen) estrellas que abrigan el lugar. Algo así como luciérnagas, pero con más énfasis.
No existirá ni el ayer ni el mañana ¡solo el hoy!; cuando podamos escuchar los susurros de sus mentes con un xilófono de fondo y la cabeza muy lejos de aquí.