*Dedicado a Sergio, que me motiva a seguir editando mis textos...
Salí de la jaula cotidiana, si, salí con mis pasos tímidos. Ellos pensaban que eran seguros.
Caminaba por el trazo de los caminos clandestinos, yo caminaba para todas las direcciones hacia un mismo lugar. A veces dudaba. No quiero ser libre de ello, no lo anhelo y a pesar de todo, sigo caminando.
Siento un roce, es el contacto de algún ser viviente o su perfecta asimilación, que tropieza mi mirada, se encuentra a mi lado, caminando.
Ahora escucho música y me transformo en notas, tiempos, sonidos, espacios, euforia...
Muero, vuelvo a nacer, muero nuevamente. Estoy tan viva y tan muerta a la vez.
Estoy en trance, la música es el medio, ella se me hace tan tangible, o más bien, ella puede adquirir el poder, que yo le otorgo, de empujarme y jugar conmigo, como la marioneta que soy. Ella puede descifrarme, ella sabe quien soy, mas yo no y necesito de ella para continuar subsistiendo. Lo sabe y por eso mismo me sonríe. Aun caminamos.
No, ya no lo veo, le demuestro que puedo vencer su mirada y me convenzo que prefiero ver mis zapatillas, logro percibir que están muy rotas, usadas, desgastadas, sucias. Ellas tienen grandes historias también, pero ni ellas me hablan. No, ellas no me miran, pero ellas tampoco me sonríen, en cambio, puedo darme cuenta que continua sonriendo y sigue caminando, al lado mío.
No, ya no lo veo, sin embargo siento como sus pómulos se contraen , como si le gustará la manera de provocar mi simple agonía. Lo sabe y aun así, lo sigue haciendo.
Escucho el ruido de una rueda, alzo la vista, ha sacado un monociclo, lo ha sacado del amplio bolsillo, su bolsillo.
¡Oh!, ha escogido el ancho camino, alejándose de mi, apagando la música, el volumen, todo va en descenso, todo se torna más lento, me sigue sonriendo.
Si, ahora lo veo otra vez, ya esta lejos. Su silueta se deforma por el movimiento de los árboles inclinados y el sol que, cuando siento frío, no logra encender mi empatía con su dicha dignidad, ni abriga mis inquietudes, pero si distorsiona las imágenes de un ser sonriente que se sumerge en la profundidad de mi éxtasis, pero ahora esta lejos.
Ya no sonríe, Ya no existe, Nunca existió. El tiempo se detuvo al compás del eterno silencio. Yo ya no existo, nunca existí. |