No hables,

que solo la noche tatuada en tus ojos me violente
No intentes palabras hambrientas, grotescas, indolentes
Resiste el impulso de hablar con zozobras y ahoga el encanto.
De hallar en silencio respuestas que no encontraremos hablando.

No hables,
quédate en la lluvia sentada en la plaza y toma mi mano
que emerjan del trueno, índigos espectros que cuentan historias mientras es verano.
Que no nos confundan, los gritos siniestros de nuestros abismos que acosan aullando.

Solo tu mirada, absoluta y justa, nube necesaria soberana al mando.

No hables,
que al acariciarme tus manos me rasguen el alma en pedazos
Que el mutismo reine mientras nuestras sombras son solo un remanso
Que tan solo el pulso de nuestros latidos, rendidos al miedo nos ajuste los pasos.

solo nos iremos cuando las palomas retomen su vuelo.
hasta entonces no hables.

No hables
que al final de cuentas las mejores cosas las cuenta el silencio.
la mirada fija en la otra mirada que encuentra su par solo en una caricia.
Réplicas antiguas de un feliz pasado que nos caen encima.
solo caya y mira, como los telones del tiempo se cierran.